
Las reflexiones cristianas para jóvenes son buenas. Dice un viejo refrán: “El tonto no aprende de sus errores. El inteligente aprende de sus errores, pero el sabio, aprende de los errores de los demás”.
La siguiente historia -más que una reflexión cristiana para jóvenes- es una experiencia de vida. Habla del poder que tiene la oración de una madre. Si tienes amigos en problemas o si conoces madres jóvenes que no tienen mucha experiencia: esta historia es para ti. ¡Compártela!
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