2016-05-12

La enfermedad no le permitía a Williams calcular bien la distancia entre dos objetos. "Tenía ataques de ansiedad que lo paralizaban. Una vez, calculó mal al cerrar la puerta y terminó con la cabeza ensangrentada y rigidez muscular, y no era capaz de decir lo que había sucedió. Sin embargo, su equipo de médicos no pudo identificar qué le pasaba hasta que le hicieron la autopsia.
Según Susan, la enfermedad avanzaba tan rápido que era difícil de detener o controlar. Una situación que lastimaba a la familia y aseguró que Williams sabía perfectamente que "estaba perdiendo la cabeza".

La viuda dice que la degeneración en su esposo avanzaba tan rápido, que lo único que podían esperar de todas formas era la muerte.
Al hablar de aquella noche en la que su esposo se quitó la vida, la viuda cuenta:

"Yo estaba en la cama y él vino en la habitación un par de veces, me dijo: 'Buenas noches mi amor', y se fue con su iPad. Parecía que tenía algo que hacer, y pensé: 'Esto significa que está mejorando. Y esa fue la última vez'".
En otra entrevista que Susan acaba de dar a un programa norteamericano, ella comentó que “ha perdonado a su marido por quitarse la vida".

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