2022-11-23
“Pero si alguna viuda tiene hijos o nietos, que aprendan estos primero a mostrar piedad para con su propia familia y a recompensar a sus padres, porque esto es agradable delante de Dios” (1 Timoteo 5:4).

Estas palabras de Jesús destacan la importancia de valorar a nuestros abuelos y de acuerdo a esto haré 3 interpretaciones de lo que encierra el texto citado anteriormente.

1. Aprender a valorar

Cuando el hijo de Dios dice “aprendan” creo que se refiere a que muchos de nosotros formamos parte de un linaje que nos une como familia, pero no por eso quiere decir que los amemos.

Dentro de las parentelas existen diversidad de caracteres que reflejan actitudes que nos hacen repudiar a cualquiera de sus integrantes, sin embargo, Dios siempre pone en equilibrio la balanza y para eso el papel de los abuelos es fundamental.

Asimismo, los ancianos transmiten sabiduría, experiencia, tranquilidad, cariño y estabilidad emocional. Durante la infancia se convierten en nuestros cómplices y protectores y en nuestra adultez son el consuelo de nuestros días. Por ejemplo, visitar a nuestros abuelos después de una semana agobiante nos reconforta y llena de alegría, haciéndonos sentir una paz que jamás se acabará.

Hay 2 frases que expresan lo siguiente: “Los abuelos son magos capaces de generar recuerdos inolvidables para sus nietos y tú, abuelo, eres el más mágico” “¡Los Abuelos, tienen plata en el pelo y oro en el corazón!” Aprender a querer a nuestros abuelos es amar a Dios y respetar a nuestros padres.

2. Mostrar piedad

Esto quiere decir que debemos ser compasivos con nuestros viejitos, no importa cuan quisquillosos se vuelvan a medida que pasan los años. Hay quienes maltratan a sus abuelos solo porque la vejez los hace hacer cosas de niños, pero nunca nos sentamos a pensar que gracias a que ellos vuelven a tener ese grado de niñez su amor para con nosotros es más genuino y sincero.

Jesús habló en parábolas:

“Y dijo: En verdad os digo que, si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos” (S. Mateo 18:3).

Nada hay más puro que la inocencia de un pequeño, es por eso que Dios nos da la oportunidad de renacer y rectificar nuestra forma de vida. Por eso, si aún tienes la dicha de tener un abuelito pasa más tiempo con él y disfruta de volver a ser niños.

3. Recompensar a nuestros padres

La mayor alegría de un ser humano son sus hijos, y el orgullo de nuestros padres, los abuelos; por lo tanto, al amarlos estamos honrando a los seres que nos dieron la vida y gracias a ello se nos ha prometido largura de años en la tierra, (Éxodo 20:12).

Cuando somos pequeños nuestros papás lo dan todo para que estemos bien. Así mismo, nuestros padres esperan que le recompensemos su dedicación. Es por eso que más que atenciones nuestros abuelos necesitan amor. Solo cuando se envejece se puede ver la verdadera belleza de la persona, los abuelos tienen recursos para todo y cuando ellos entran por la puerta, la disciplina sale volando. Sin embargo, nunca faltan sus hermosas y compasivas reprensiones.

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