A la gran mayoría de nosotros se nos hace difícil perdonar. Me da mucha lástima ver cómo hay personas que se autodestruyen a sí mismos tratando de ser felices con alcohol, drogas, con fiestas.
¿En verdad crees que esa es la manera de vivir la vida? ¿Realmente no encuentras la manera de salir de todos estos problemas? Yo lo sé bien. Conozco bien ese momento en que nadie te entiende y que ni tú te estás entendiendo.
Amigo, amiga, no sé cuál sea tu problema. No sé si es muy grande o pequeño, pero la cuestión es que, ahora mismo, buscas y no encuentras consuelo. Lo peor es que el pasado, las circunstancias y el dolor marcan tu presente y te persiguen y sé que duele.
Sí, duele mucho. No aceptamos los errores de los demás, no nos entra en la cabeza la palabra PERDÓN. Así es, no entendemos que a veces estos errores son decisiones con malas intenciones que nos marcaron. Sí, nos engañaron, nos hicieron tanto daño que nos arrancaron algo de nosotros y vivimos recordando esa ofensa día a día.
Es aquello que nos autodestruye, que intentamos evadir. Luchamos por un tiempo con todo aquello, pero no entendemos que la vida sigue e intentamos quitarnos todo eso de encima con cosas que nos hacen muchísimo más daño. Sí, muchos tratan de escapar de la realidad con cualquier cosa: con drogas, alcohol.
El poder del perdón
El perdón te libera. Debes perdonar y dejar ir. Jesús lo enseñó: ” Perdona a los que te ofenden y, cuando ores, Dios te perdonará. Porque si vives enojado con otros, y no les tienes compasión, ¿cómo esperas que Dios te perdone?
Debes perdonar a los que te ofendieron, a los que te hicieron mal, así como Él nos perdona. Pero… pasa algo interesante. No solo hablamos de la misión salvadora de la cruz, pues Jesús vino a este mundo para morir por nosotros, para darnos vida eterna; también se trata de un principio psicológico.
Así es, también hay algo de psicología aquí, pues habla de aceptar y perdonar lo que nos pasó. No se trata de un favor que le estás haciendo a quien te hirió. Lo que pasó, pasó. Perdonar no es un favor que les haces a los demás, se trata de un favor que te haces a ti mismo.
Conclusión
Cuando perdonas, te liberas. Esta simple liberación te dará tanto alivio. Se trata de recordar el hecho sin que te duela. El dolor después de una ofensa, si no lo controlamos, nos corroe, nos come por dentro, nos destruye.
Por eso te digo en este momento que rompas ahora con las ataduras del pasado. Rompe ahora con todo ese dolor que te hace sufrir. Rompe ahora con todas las cadenas, con todos esos demonios del pasado. Diles que no van a seguir marcando tu vida. Dile que Dios no te pone en situaciones que no puedas superar.
Dios te va a dar sabiduría, te la va a dar para que puedas lidiar con todo aquello que te ha hecho daño. Decide hoy ser libre y la mejor manera de hacerlo es lidiando con el perdón.
Práctica el perdón y declara públicamente: ''perdono a cada uno de los que me maltrataron. Yo perdono a cada uno de ustedes. ¡Yo decidí ser libre HOY!
Recuerda que, no puedes ser perdonado si no perdonas.
Dios te bendiga.