2020-11-27

Las palabras de Jesús sobre la "Vid" han sido de gran influencia en mi vida.

Estas sabias palabras nos recuerdan que, nada somos sin Cristo. No podemos, sencillamente, vivir alejados de Él, pues de lo contrario, nuestra vida estaría encaminada al fracaso y a la muerte.

El Evangelio de Juan nos dice que debemos vivir en una relación continua de amor, a través de la cual estamos enraizados en el Señor y Él está enraizado en nosotros. Así es, Dios está en nuestros corazones, por lo tanto, cada uno de nosotros estamos en el corazón de Dios.  

A lo largo de nuestras vidas pasamos por pruebas y sufrimientos que a veces nos alejan de las personas que amamos y, peor aún, nos alejan de Dios.

Pero en cada momento doloroso Dios nos ha mostrado su inmenso amor y misericordia, por lo que, si hemos recibido su gracia, debemos pasarla. Esto es porque debemos dar lo que por gracia recibimos (VER Mateo 10:8). De esta manera se pueden ver en nosotros buenos frutos por su gracia.

Su gracia sana corazones rotos, libera cautivos, da paz a los que lloran desconsolados y los oprimidos se regocijan ante la buena noticia de que son amados.

Sucede que no estás solo y tampoco puedes dar fruto sin arraigarte en Cristo. Curiosamente, las ramas necesitan la vid, pero la vid necesita de las ramas para  convertirse en frutos abundantes. Cuando las ramas de la vid se marchitan, esta muere. Por eso debemos reconocer nuestra necesidad de Dios para así mantener nuestra relación con Él viva y de esta manera dar buenos frutos.


Así es que, tú eres una de sus ramitas que en Su Nombre dará buenos frutos.

Conoce el contexto en esta famosa frase de Jesús

Juan 14-17 es frecuentemente conocido por tratarse de la " Última Cena" de Jesús con sus discípulos. Fue en ese momento en el que el Maestro dio sus últimas instrucciones a sus discípulos, horas antes de ser martirizado y crucificado.

Por lo tanto, estas palabras de Jesús tienen un valor incalculable, pues fueron mencionadas justo antes de que llegase la hora de la muerte de nuestro Señor. Así es exactamente como deberíamos ver las frases de Jesús en Juan 15:5.


¿Qué es lo que Cristo sugiere por "vid y ramas?

Esta es una declaración sorprendente: "Yo soy la vid, ustedes las ramas..." (Juan 15:5). Investiguemos lo que significa.

Cristo primero menciona que él es la vid en varios versículos: "Yo soy la vid verdadera, y mi padre es el jardinero" (Juan 15:1). Hay una variedad de referencias en El Antiguo Testamento que hablan de Israel como una vid, plantada y cuidada por el Señor. No obstante, en lugar de mostrar muy buen fruto, era absolutamente degenerado. 

Jesús habla de sí mismo como la verdadera vid, el que dará muy buenos frutos para la aprobación y gloria de su Padre.



Ahora comprendemos un poco más acerca de esta popular frase de Jesús. Él es la vid, la única fuente de vida para todo el que en Él cree. Somos ramas conectadas a Él, por lo que nos nutrimos de Él para sobrevivir, prosperar y florecer.

Inicialmente, podríamos pensar que las ramas de los árboles llevan frutos, pero en otro sentido, es en realidad es la vid la que lo hace posible. 

¿Cómo podemos convertirnos en ramas fuertes y fructíferas para Cristo?

Ahora al punto más importante. ¿Cómo podemos hacer esto? ¿Cómo aprendemos a permanecer en Cristo para florecer, dar buenos frutos y ser testimonio para otros? 

Jesús sabe que puedes, de lo contrario, no nos lo hubiese pedido. 

Te sugerimos algunas ideas que te ayudarán a ser una ramita del Señor hermosa y floreciente.

1. Las acciones: Antes de ir a dormir cada noche, haga un simple inventario de todo lo que ha hecho durante el día. Si no nos quedamos en Jesús, el estrés, la ansiedad, la ira, la preocupación, la vergüenza, la venganza o nuestras aspiraciones podrían apartarnos de la vid. Confiésale a Jesús tu necesidad de permanecer mucho más en Él.


2. Escuchar: Empieza cada mañana con una conversación con Él sobre algún pasaje de las Escrituras. Si haces silencio y dejas que su Santo Espíritu te hable, podrás escuchar lo que Él tiene que decirte a través de su Palabra.

3. Gratitud: Pasar algún tiempo dando gracias es algo maravilloso. Da gracias por las cosas que has presenciado, las que has escuchado, por lo que has recibido, por lo que has podido compartir. Incluso, debes dar gracias por lo malo que te ha sucedido. Debes dar gracias por todo.

4. Descansa en Él: Guarda silencio ante la adversidad y observa cómo Dios está trabajando en tu vida. Cuando estás en silencio irán surgiendo las ideas o revelaciones, pero no intentes evitarlas o cambiarlas. Solo deja que fluyan, continúa haciéndolo. Después de un tiempo empezarás a observar mucho más Su presencia.

Si permanecemos en Cristo veremos cómo nosotros, nuestro hogar y todo aquello en lo que nos involucremos florece y da buenos frutos. Roguemos por permanecer siempre unidos a Él, ya que sin Jesús, moriremos marchitos como una rama arrancada de un árbol.

Jesús lo es todo, Él es nuestra vida.

 
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