"Dios es bueno siempre". Seguramente has escuchado esta frase tan popular miles de veces de tus líderes espirituales. Pero a veces los acontecimientos trágicos o las catástrofes, así como la prosperidad de los malos suelen confundirnos. La verdad es que Dios, en su infinita bondad, es soberano en toda circunstancia.
"Alabad al Señor, porque él es bueno; porque para siempre es su misericordia". Salmo 107: 1
La bondad de Dios forma parte de su carácter inmutable. Dios es luz, no hay tinieblas, no hay sombra alguna en Él.
"Toda buena dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto, donde está el Padre que creó las lumbreras celestes, y que no cambia como los astros ni se mueve como las sombras". Santiago 1:17
Si crees en Jesús, ya conoces la bondad de Dios. Esta es una de nuestras creencias fundamentales. Hay tanto texto en la Biblia que hablan de la bondad de Dios, pero tristemente su conocimiento parece ser pasado por alto tanto por creyentes como incrédulos.
Por su bondad, fuimos creados para Su gloria
Todos hemos sido creados a imagen de Dios. La Biblia dice que todos somos creados para Su gloria. Estamos hechos como Él. Él nos ha dado el conocimiento, la inteligencia y el poder para hacer grandes cosas.
Es la bondad de Dios la que nos ha dado la habilidad de actuar sobre ese conocimiento y usarlo para nuestro beneficio. Es la piedad de Dios que nos permite ser las mejores versiones de nosotros mismos cada día.
Para entender la bondad de Dios, primero debes entender Su naturaleza Debes entender de qué se trata: Él es el Dios de la verdad y de la vida.
Dios lo sabe todo. Todo está bien con él. Él lo ve todo. Nunca te mentirá ni te hará daño de ninguna manera.
Dios no solo trata de impartir justicia, también es amoroso, protector y un gran maestro. Quiere ayudarnos a convertirnos en las mejores versiones de nosotros mismos. Quiere que alcancemos nuestro máximo potencial. Puedes sentir su bondad, si te dejas enamorar del Señor. Cuando estamos en presencia de Dios, Él nos muestra lo que debemos esperar de Él. Nos muestra lo que realmente está pasando en nuestras vidas.
Si podemos ver la bondad de Dios cuando estamos en su presencia, entonces podremos ver lo que está haciendo por el mundo que nos rodea. Cuando estamos rodeados por las bendiciones y bondad de Dios, no hay lugar en el que no podamos encontrar paz para nosotros, nuestra familia y amigos.
La Palabra de Dios puede tocar los corazones y las mentes de todos en el mundo. El Espíritu Santo puede tocar nuestro corazón y darnos la fuerza y el conocimiento que necesitamos para vivir nuestras vidas correctamente. Este conocimiento puede ayudarnos a aprovechar al máximo nuestro tiempo en la tierra.
En la Biblia, como hemos dicho anteriormente, podemos leer que Dios es bueno con todos nosotros, sin acepción de personas como está escrito en Romanos 2:11.
Ahora bien, la Biblia nos está diciendo la verdad y Dios es un Dios justo y misericordioso; o nos está mintiendo y Dios es bueno con quien quiere.
Sin embargo, cuando podemos ver la bondad de Dios, nuestros ojos pueden abrirse para ver cosas que siempre nos hemos preguntado. También podemos ver cosas que la Biblia nos ha dicho, pero que nunca hemos visto antes. Es decir, aún con la revelación que obtenemos en las Escrituras, no podemos reconocer la verdadera bondad de Dios. Pero esto es evidente, ya que no podemos conocer la bondad de nuestro Señor, si no podemos ver la vida desde Su perspectiva. Es decir, para el hombre hay caminos que les parecen buenos, pero su fin son caminos de muerte.
"Hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero que acaban por ser caminos de muerte". Proverbios 14:12
Dios es bueno, es un gran motivo de alegria.
Veamos un ejemplo:
En tiempos de David, Asaf fue un levita jefe de los músicos. Él compuso el Salmo 73. Pero a lo largo de este Salmo vemos que el mismo Asaf estaba confundido sobre la bondad de Dios. De hecho, él experimentó la misma confusión que experimentan muchos seguidores de Jesús hoy en día.
Si lees este salmo (Salmo 73) notarás que al principio Asaf expresa que Dios fue bueno con Israel. Para Asaf, ser "bueno" era la clave para que Dios vertiera sobre su pueblo bendiciones, pues eran rectos de corazón. El problema ocurre cuando Asaf nota que los malos también prosperan y angustiado observa que les va bien. De hecho, les va mucho mejor que a aquellos que tratan de hacer la voluntad de Dios, lo que lo hace dudar de lo que está haciendo, de si vale o no la pena ser rectos de corazón.
Como podemos ver, Asaf se consideraba asimismo "bueno" y recto. Si bien este hombre describe muy bien a los malvados que prosperan, comete el error de generalizar, haciendo parecer que Dios prospera a los malvados y castiga a los rectos. Asaf, obviamente, tenía una visión muy humana de lo que es ser bueno.
Para este hombre, la bondad de Dios significaba prosperidad, lujos, riquezas, salud y buena vida. Pero luego se retracta y explica los motivos de su error. Cuando entró al Santuario de Dios comprendió cuál era el final de los malos. Vio cuál era el peligro de vivir una vida sin Dios, pues tarde o temprano llegaría el ajuste de cuentas.
La conclusión de Asaf
Este hombre de Dios entendió que su relación con el Señor era lo más valioso que tenía. En la eternidad tendría la gloriosa y brillante presencia de Dios.
La prosperidad de los malvados endureció su corazón, alejándolos del Dios viviente. La prosperidad vuelve a las personas orgullosas, arrogantes e independientes de Dios. Ahora bien, cualquiera que sea tu aflicción, mírala como fuente de gran bendición. El sufrimiento o la agonía nos acerca a Dios. Las pruebas son en realidad para nuestro bien, pues nos conducen a una intimidad más profunda con Él.
Al principio del Salmo, la bondad de Dios significaba ausencia de problemas, dolor, dificultades, penas, enfermedades o pobreza. Al final del Salmo 73, Asaf concluye que la bondad de Dios es más que la prosperidad física, pues tener una relación personal con Él es nuestro gran bien, lo es todo.
Podemos ver que la bondad de Dios es infinita. Él incluso puede ser bueno con las personas malas. "Él hace que salga el sol sobre malos y buenos, y que llueva sobre justos e injustos". Mateo 5:45
Quizás en nuestra ignorancia podemos argumentar que los malos no merecen ser tratados bien. Pero recordemos que nosotros, los que creemos en Jesús, tampoco merecemos su favor. No obstante, Su naturaleza es ser bueno para con los que le aman. Él nos ama a todos, creyentes en Jesús o incrédulos.
Si deseamos recibir la bondad de Dios es necesario creer en Él. Pero no solo eso, cuando entramos en la presencia de Dios, podremos entender lo que Dios quiere para nosotros. Quiere que aceptemos su amor, vivamos en obediencia y en completa paz. Comprenderemos la importancia de lo que nos ha prometido.