2021-01-23

En la naturaleza podemos encontrar propiedades curativas que nos pueden sanar de alguna enfermedad y estas fueron provistas por nuestro Creador. Cuando leemos la Palabra del Señor y nos encontramos con asombrosos e inexplicables milagros que no logramos entender, solo nos queda ser espectadores de esas maravillas y rendirnos ante el Dios Todopoderoso.

De seguro tienes curiosidad en cómo zambullirse en el agua podría sanar enfermedades de la piel o cómo cubrir tus ojos con lodo podría sanar la ceguera, pero no se trata del material usado, más bien, de quién lo manipula: el Creador de los cielos y la tierra.

Entonces Eliseo envió un mensajero a que le dijera: «Ve y zambúllete siete veces en el río Jordán; así tu piel sanará, y quedarás limpio».2 Reyes 10: 5

La voz de nuestro Señor es como un trueno, como un rayo de luz, su voz es poderosa y su creación le obedece. Así como la naturaleza obedece a Dios, nuestros cuerpos también le obedecen, sus órdenes son claras y Él ha usado tanto a sus siervos como a la naturaleza para sanar. Pero hay una diferencia entre nosotros y lo demás creado y es que somos pecadores, no tenemos fe en nuestro Señor y nos aferramos continuamente a vanidades.

¿Recuerdas cuando el centurión le pidió a Jesús que sanara a su siervo? 

 —Señor, no merezco que entres bajo mi techo. Pero basta con que digas una sola palabra, y mi siervo quedará sano. Mateo 8:8 

Estas sencillas palabras nacen de un corazón que adora a Dios y reconoce Su poder. Si no le damos lugar a la voz del Dios Altísimo en nuestras vidas, nunca seremos bendecidos por Él. 

Al oír esto, Jesús se asombró y dijo a quienes lo seguían: —Les aseguro que no he encontrado en Israel a nadie que tenga tanta fe…. Mateo 8:10 

Luego Jesús le dijo al centurión: —¡Ve! Todo se hará tal como creíste. Y en esa misma hora aquel siervo quedó sano Mateo 8:13.

Lo que sanó al siervo no fue una medicina, fue la fe del centurión en el Señor. Dios escucha la voz de Sus hijos y les provee lo que necesitan. 

Escuchando la voz de Dios

Dios obra de formas diferentes y habla de formas diferentes. La oración  y mantener una comunión con el Padre  es vital para recibir esa palabra de sanidad. Vayamos a Él en oración y súplica, que nuestras vidas sean como un perfume a  Sus pies.

No importa qué tanto conocimiento tengas, tampoco que tan joven seas o lo bien que te comportes. Necesitas de Jesucristo para que Sus palabras sean tu alimento, tu salvación, tu sanidad y tu vida.

La desesperación niega el amor, la grandeza y la bondad de Dios, y menosprecia sus promesas.
Si estás pasando por una situación difícil no te desesperes, solo confía en Dios y ten fe, para que por el poder de Su palabra seas sanado. 

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