La única manera de superar verdaderamente los problemas y la decepción y la angustia que trae no poder resolverlos es entregar todos nuestros sueños, metas y desafíos a Jesús.
A menudo es fácil entregar tu vida a Dios cuando has decidido seguirlo por primera vez, pero más adelante en tu viaje con Dios, puede ser fácil comenzar a priorizar tus propios planes e ideas, olvidando la importancia de rendirse a los planes de Dios.
Es muy común y muy tentador tratar de aferrarse a algo que atesoras y valoras en tu vida cuando las circunstancias cambian, pero a veces es solo en el proceso de entregar y soltar esa cosa o circunstancia dejándola en las manos de Dios y aceptando el quiebre resultante, que encontrarás el sustento y la bendición que realmente necesitas.
Los eventos inesperados en nuestras vidas tienen la capacidad de ayudarnos a recordar que Dios es siempre la fuerza impulsora de nuestras vidas.
Recordar esto es increíblemente beneficioso porque perdemos la presión de hacer que las cosas sucedan en nuestras vidas de manera obligada cuando ponemos nuestra confianza en Dios.
Con demasiada frecuencia tratamos de establecer metas para las cosas que queremos lograr en nuestras vidas y terminamos estresándonos y sintiéndonos fracasados cuando no estamos a la altura de esas metas.
En 1 Samuel, David, quien había sido ungido como el futuro Rey de Israel, pasó casi 7 años vagando por el desierto escondiéndose del Rey Saúl que estaba tratando de matarlo.
Durante ese tiempo, fortaleció su relación con Dios y su dependencia de Él, lo que le permitió convertirse en un Rey virtuoso y exitoso que se convirtió en un hombre que actuaba conforme al corazón de Dios.
Basado en los muchos Salmos que David escribió durante este tiempo en el desierto, nos damos cuenta que esta experiencia lo ayudó a fortalecer su corazón cuando decidió depender de la voluntad de Dios.
Por eso, recuerda que Dios no te llama a sacrificar tu paz para lograr cosas y hacer que las cosas sucedan. Al contrario, Él te llama a dar un paso hacia lo que Él ya está haciendo en tu vida y caminar en lo que Él ya ha preparado para ti.
Porque no debes olvidar nunca, lo que se dice en Efesios 2:10
“Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”
También recuerda lo expresado en Mateo 11:28-30
28. Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
29. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;
30. porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.
Y también no olvidas:
“Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará” Mateo 16:25