Que el Dios de la esperanza los llene de toda alegría y paz

2020-10-30

 
Todos han experimentado momentos de profunda tristeza, sobre todo, en estos días. La parte triste es que la mayoría de nosotros intentamos ocultarlo diciéndonos que estamos bien y que no necesitamos ayuda.  Pero, si estás tocando fondo, estas son algunas de las formas en las que Dios nos da esperanza y nos llena de alegría y paz…

 

 

Amando a los demás:

Jesús habló a los apóstoles acerca de la unidad y amor entre ellos. Y lo dio por mandamiento: “Que se amen los unos a los otros, como yo los he amado”. También vemos en Eclesiastés 4:10 que la unidad fortalece. Porque si están dos juntos uno levantará al otro, pero pobre del que cae y se encuentra solo. 

Amar como Cristo nos amó, y buscando el bien de tu prójimo. Cuando leemos sobre los frutos del Espíritu  nos damos cuenta de que, no solo son manifestados en nuestro interior, sino para con los demás. Convivir en amor con el prójimo, nos dará alegría.  La alegría se debe compartir para bendecir a los demás a través de una actitud positiva y llena del amor de Cristo.

”Si obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, así como yo he obedecido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que tengan mi alegría y así su alegría sea completa. Y este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado”. Juan 15: 10-12



Teniendo paciencia en la oración:

A veces oramos con desesperación, buscando arrebatarle a Dios una bendición, cueste lo que cueste. Debes entender que el tiempo de Dios es perfecto y en espera a su respuesta debes esperar con alegría. Confía en que tus peticiones serán respondidas, no te turbes o desalientes, ten paciencia y regocíjate en el poder de tu Señor.

“Alégrense en la esperanza, muestren paciencia en el sufrimiento, perseveren en la oración”. Romanos 12:12


El Señor es nuestro consuelo:

¡Dios es nuestra roca firme! En momentos difíciles en los que somos incapaces de reaccionar, El Señor está allí. Sabemos que Él obrará y nos ayudará a salir bien de la dificultad. También, su Palabra nos consuela día a día y nos dirige por el buen camino respondiendo nuestras inquietudes y nuestra necesidad de Dios. Debemos estar alegres en todo tiempo porque tenemos un Padre celestial que nos ama,y, nos ama tanto, que perdonó nuestros pecados a través de la cruz. 

“Cuando en mí la angustia iba en aumento, tu consuelo llenaba mi alma de alegría”. Salmos 94: 19




Estar en la presencia de Dios nos da gozo:


Poder adorar y bendecir el nombre de Dios es nuestra más grande satisfacción. Todo lo existente fue creado para bendecir el nombre de Dios. Nuestro gran gozo lo encontramos en su presencia. Cuando nos acercamos a Dios y recibimos de Su amor indescriptible, nuestras almas se inundan de alegría.

Cuando oramos de todo corazón y nos encomendamos al Padre, podemos sentir su majestuosidad y lo maravilloso que es dejar tu vida en manos del Todopoderoso y ser dirigido por su camino perfecto. Adorar es un deleite, es encontrar la luz en medio de un mundo corrompido.

“Me has dado a conocer la senda de la vida; me llenarás de alegría en tu presencia, y de dicha eterna a tu derecha”. Salmos 16:11


Estás lleno del Espíritu Santo:


El Espíritu de Dios mora en nosotros, Dios en Su misericordia nos dio un consolador, una parte de Él que nos capacita, nos guarda, nos llena de gozo y alegría.

Seamos llenos del Espíritu Santo, para que en nosotros muera todo dolor, cansancio y tristeza. Seamos transformados por la gracia del Padre, gracia que nos da la felicidad indescriptible que solo se puede encontrar en Cristo Jesús.

Así como los apóstoles recibieron al Espíritu Santo para dar a conocer la grandeza de Dios y sus promesas al mundo, también nosotros. Porque la verdadera alegría viene del Padre, no de vanidades o unos pocos minutos degustando de un postre.


“Que el Dios de la esperanza los llene de toda alegría y paz a ustedes que creen en él, para que rebosen de esperanza por el poder del Espíritu Santo.” Romanos 15:13

 “Y los discípulos quedaron llenos de alegría y del Espíritu Santo”. Hechos 13:52

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