2020-11-15

Los castillos, esos monumentales edificios construidos con grandes rocas, impenetrables ladrillos, eran levantados en la antigüedad alrededor de ciudades y reinos para proteger y no dejar entrar a los enemigos. A esos castillos, también les llamaban fortalezas. 

Muchas veces esas “fortalezas” terminaban en prisiones y lugares de tormento para los prisioneros. Las fortalezas pueden servir para bien, pero pueden ser usadas para mal, si son construidas por malas personas (o por entidades espirituales malignas). 

Hoy en día, el enemigo ha creado trampas, fortalezas, con las que quiere aprisionarnos y atormentarnos.  Debemos pedirle a Dios que nos examine y nos las muestre, si es que las hay en nuestra vida y  para que, con la guía del Espíritu Santo, podamos derribarlas. 

Pero, ¿por qué construimos estas fortalezas? La respuesta es muy sencilla, estas se van creando solitas a medida que buscamos satisfacer nuestros deseos. Es decir, cada vez que surja un deseo mundano. Por ejemplo, necesidad de consuelo, éxito o simplemente tener paz, construiremos una fortaleza. Por desgracia, estas necesidades mundanas nos van esclavizando. Por lo que caemos en una búsqueda frenética de "una varita mágica" que nos dé el alivio que tanto deseamos.

No obstante, los que creemos en Jesús nos damos cuenta de que la única forma de librarnos de estas fortalezas construidas con la ayuda de Satanás es Jesucristo.

Jesús venció la muerte, por lo que puede sanar cualquier adicción. ¿Cuál es tu fortaleza? Quizás hasta ahora no has identificado cuál es tu fortaleza. Estas podría ser la comida, una relación abusiva, medicamentos recetados, series poco edificantes en Netflix, el alcohol, el chisme, la ira...

No importa eso que no puedes dejar, Jesús está listo para venir en tu rescate.



Sin embargo, si crees que te has alejado de él, ahora te daré una oración poderosa que la puedes usar como modelo. Luego deja que tu alma se abra a tu Señor, deja que tus palabras salgan desde lo más profundo de tu corazón. No le ocultes nada, él ya lo sabe todo.

Otra cosa importante es que debemos orar todo el tiempo, como nos lo pidió Jesús. Asimismo, en 1 Pedro 5: 8. se nos dice:"

Practiquen el dominio propio y manténganse alerta. Su enemigo el diablo ronda como león rugiente, buscando a quién devorar". Esto también trae a mi memoria una frase que solía decir una maestra de la escuela muy querida. Doña Luisa decía: "Mente ociosa, taller del diablo".


Oración poderosa para derribar fortalezas:

“Señor y Dios bueno, te alabo y bendigo tu Santo Nombre porque eres digno de toda mi adoración, perdóname Padre porque peco contra ti continuamente y me alejo de tus estatutos prefiriendo caminar en mis malos deseos. Rindo mis fuerzas ante ti, aquellas fuerzas del mal que he ido guardando a lo largo del tiempo. Hazme débil Señor, para que en mi debilidad tu seas fuerte y mi corazón no deje de amarte.  


Jesucristo mi Salvador, declaro que Tú eres el Rey de mi vida, y ya no pueden gobernar en mi vida  las fuerzas del mal.  Hazme entender tu Palabra, para que la lleve yo en mi labios y mi corazón, que esta sea mi armadura y mi espada, mi defensa y mi arma contra el enemigo.(Efesios 6:11).

Limpia mi camino y derrama en mí tus bendiciones, no te pido Señor que me des el mundo si me voy a perder en él, dame conforme a tus medidas, enséñame Padre a caminar en el mundo sin tropezar y sin herirme. Mejor es un dia en tu casa que mil fuera de ellos. 

Mi corazón desea mas de ti, mas de tu infinito amor! Te pertenezco a ti Señor, condúceme  a ti. ‘’Tú eres mi refugio; tú me protegerás del peligro y me rodearás con cánticos de liberación.’’ Salmos 32: 7. Por lo tanto las ataduras del enemigo en este momento son partidas y alejadas de mi y de quienes me rodean. Te proclamo mi Dios Todopoderoso y dueño de  mi vida, quien vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

 
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