
Estoy pensando en ti,
Cuando en
silencio te diriges a mí,
Cuando tu
oración elevas.
Aunque
sea en un murmullo:
Tu voz es
oída, tus palabras entendidas,
Tus lágrimas
depositadas en ofrenda
Delante del
trono de tu Padre.
Lágrimas
puestas en libertad.
Gotitas
de amor que vienen
A explicar tu ruego
son bien
recibidas, son valoradas.
No lloras
en vano. Tu llanto ha sido
recibido
en la corte del cielo.
¿Me
estará escuchando Dios? Dijiste...
- Te
estoy escuchando,
¿Contestará
Dios mi ruego? Clamaste...
- Te
estoy contestando.
Tus
lágrimas cantaron la melodía y
La letra
de un dolor sincero.
Un dolor
que espera, un dolor que sabe
Que su
gemido es oído;
y que del
mismo Dios omnipotente
recibirá
consuelo.
Y mira,
que en mi libro escribo,
Y tus lágrimas
han sido la tinta con el color exacto
De gran
importancia para escribirte mi respuesta.
Tu llanto
derramas.
Tu llanto
corre.
Tu
respuesta viene.
Yo mismo
lo he escrito,
Está
sellado y registrado.
Y en un
segundo, al sonar de las trompetas,
El río de
tus lágrimas que vino a tocar mis puertas,
Correrá
de nuevo a ti derramándose
En
cascadas de agua fresca
que te
dará la paz y la alegría que
Hace
mucho esperas.
Por eso, si sientes deseos de llorar,
Llora sin
temor, que tus lágrimas
Regresaran
a ti transformadas
En lluvia
de mi Espíritu; corrientes vivas
De
fortaleza y bendición.
No pierdes el tiempo cuando lloras,
Te
escucho y te seguiré escuchando.
Siempre
hay un lugar para ti dentro de mi corazón.
Cristo Jesús
Salmo 56:
8-9
Tú has tomado en cuenta mi vida errante;
pon mis lágrimas en tu redoma; ¿
acaso no están en tu libro?
Entonces mis enemigos retrocederán el día en que yo te invoque.
Esto sé: que Dios está a favor mío.
Escrito por
Hermes Alberto Carvajal
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