¡Buenos días!
Al principio cuando nos casamos tuve muchos problemas con él porque se iba a la montaña para hacer sus cosas de hechicería; dejándome sola con mi hija. Esa eran cosas que yo, no compartía. Sin embargo, su madre habló conmigo y me pidió que le aceptara sus creencias porque ellos lo habían ayudado: sacándolo del alcoholismo mucho antes de que yo apareciera en su vida; desde ese entonces, comencé a respetar sus creencias y ciertas fechas en las cuales tenían celebraciones. Lo acompañaba un rato, él se iba los fines de semana para la montaña y ya para mí era algo normal.
Usted, amigo lector, entenderá cómo me hacía sentir. Imagine usted, yo le pedía de rodillas que me perdonara las cosas tan malas que le había hecho porque no entendía su actitud.
A pesar de todo, él se fue por unos días y luego regresó. Él se quedaba los días de semana y se marchaba los fines de semana. Debo aclarar que dormíamos separados, pero pernoctaba en la casa.
Pasó mes y medio en esa situación y le volví a pedir que se terminara de ir porque esto era una relación tóxica para mí. Sí, lo tuve que hacer con todo el dolor de mi alma porque lo amo y siempre pensé casarme para toda la vida, pero él está muy enamorado de su amante.
Una semana después, él llegó a buscarnos para llevar a los niños a la guardería. Pero usted no sabe lo que me pidió. Él me pidió el número de teléfono de mi ginecólogo. Bastante extraño me lo encontré; así que le pregunté que para qué lo quería y… me dijo que su pareja está embarazada.
Ya han pasado dos meses. Él casi no va a trabajar. Lo sé porque trabajamos juntos. Además, por los niños… Ni me pregunta. Pero debo decirte algo…
No sé ni cómo escribirlo… Yo fui a un sitio de espiritismo. No sabes lo que me dijeron. Bueno, a lo mejor ya lo sabes porque es lo que siempre dicen en esos sitios: que era brujería…
Así que me hicieron unos baños y me dijeron que prendiera velas. Pues… la verdad es que hasta ya hasta las deje de prender porque no parece funcionar. Luego en medio de tanta desesperación fui a leerme los caracoles. El hombre me dijo que me veía con una enfermedad mortal. ¡Qué me iba a morir! También me dijo cosas de mi intimidad que no son ciertas. Para “remediar” la situación, me pidió unos animales para sacrificar, y que si no la hacía, los santos me iban a castigar
Pues no los llevé ni los pienso llevar. Ahora estoy arrepentida porque siento que he fallado en lo más profundo a Dios. Creo que, así como a mí me duele la traición de mi esposo, Dios debe sentirse porque lo he traicionado asistiendo y buscando ayuda en esos sitios.
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