Mi marido me dejo por un

Mi amiga me abrió los ojos

Yo estaba a punto de salirme del Facebook, pero por la insistencia de ella seguí revisando todas las fotos. Y allí, casi en el último álbum, sentado con su amigo en algo así como un resturant. Muy risueño, tomándose fotos con ese joven. De esas que te tomas a ti mismo con tu teléfono. Muy feliz y muy contento, y en una de las fotos lo tiene abrazado como si fuera su mujer. ¡Un abrazote! Rodeándolo con sus brazos y poniendo una cara de felicidad.

― Chica, ¿qué quieres tú? – le dije a mi amiga.

― No te entiendo… ¿Por qué me enseñas estas fotos? Yo no veo nada raro… – le dije nuevamente.

― O, no lo quieres ver…. – Me dijo ella con tono serio.

― ¿Qué dices? ¿De qué hablas? – le pregunté.

― Mira… que no lo ves… – dijo mi amiga molesta.

― No, chica no… yo no veo nada…. – pero en ese momento, las lágrimas me traicionaron y no me quedó otra más que llorar, como nunca antes había llorado….

― Dime que no es verdad lo que estoy mirando, amiga – le dije.

― ¿No estaremos tú y yo equivocadas? ― le pregunté esperando que me dijera que sí, que estábamos equivocadas.

― Mira chica― contestó ella.

― Tú me habías confiado el alejamiento de Carlos… Me has contado como te ha tratado, y el ambiente tan feo que se siente en su oficina. Me dio curiosidad y siguiendo los enlaces de la página de Facebook de la compañía donde trabaja, y checando quién le da like (me gusta) a las fotos… encontré su perfil, e inmediatamente lo reconocí. Le mande solicitud de amistad con este perfil falso que hice, y me aceptó y así encontré estas fotos. El muy tonto pensó que yo era trabajadora de la tienda.

― ¡Amiga! , ¿Tú crees que mi marido se ha vuelto homosexual? ― le contesté sin dejar de llorar…

Le solté la bomba a mi marido

―Pues, amiga, no conozco a ningún hombre de verdad que vaya a bailar con hombres. Y ahí mira, en esa foto todo parece que están bailando…y yo no veo a ninguna mujer. Y… ¿Qué me dices de los abrazotes que le da a ese joven? ― me dijo mi amiga con tono firme.

― No, amiguita… ¿Sabes qué? – dije secándome las lágrimas. Tú algo has de traer que quieres destruir mi matrimonio… me voy…― le dije indignada.

Y sin decir más me levante y Salí corriendo…. Desde ese día no pude dormir. A Carlos no le comente nada. Espere a su regreso. A mi amiga le pedí perdón por mi actitud con ella, y le rogué que me bajara todas esas fotos y me las mandara. Las necesitaba para mostrárselas a Carlos.

Se suponía que el regresaría un jueves por la tarde. Tenía ya tres semanas que no lo veía. Había pasado semana y media desde que mi amiga abrió la puerta de la duda en mi alma.

Pero esa tarde me llamó él y me dijo que por emergencia tenía que ir a una celebración de la tienda en Hawaii.

― ¿Vas solo? – le pregunte.

― ¡No, chica! Como voy a ir solo… Van compañeros de trabajo… que… este….pues… este… son parte del equipo y, pues…los necesitamos allá…

― ¿Ah, sí? Y cómo se llaman los que van…

― Pero amor, tú me estás interrogando o qué… Te juro por Dios que no va ninguna mujer… ¡No, chica, cómo crees!…Yo nunca te sería infiel con ninguna mujer. Aunque me la encuentre desnuda y con zapatos… (Hizo ese comentario aludiendo a mi horrible experiencia en el sótano de su oficina) ¡Ja ja ja!...

Carcajeó él esperando que yo lo siguiera… pero me quedé muy seria…

― Y… ¿Con un hombre? ¿Me serías infiel con un hombre? ― Solté yo el bombazo.

El dejó de reír… Hubo un larguísimo silencio. Al fondo por el teléfono pude oír, y sentir que él estaba tomando algo. Se escuchaba el hielo golpear contra el cristal del vaso, como cuando revuelves un refresco o un whisky…

Empezó a toser con nerviosismo

― Pero amor, ¡vaya preguntita que me haces!… Y se puede saber de dónde sacas semejante pregunta… ¿Has vuelto a mirar ese show de la juez, o el de la Cristina? ― me preguntó con intención de persuadirme.

― ¡Calla tú!…Que el de la Cristina hace siglos que ya no está en la televisión. No, no saqué la idea de ningún show de TV…No sé… se me ocurrió preguntarte….Pero en fin, está bien. Ve a tu viaje, aquí la niña y yo te seguimos esperando: ¡Qué seas muy feliz con ese…con tu…!― le dije sarcásticamente.

Él empezó a toser de nerviosismo.

― Que seas muy feliz con tu...viaje de “negocios”. Voy a estar orando por ti…― le dije finalmente.

¡Vaya que estuve orando! No pude parar de llorar, orar y gritar tanto en silencio, y ¡a puro grito!

En mi iglesia las hermanas se acercaban a orar por mí, y algunas me preguntaban que me pasaba.

Pero no le conté a ninguna de ellas, y menos a la esposa del pastor. No quiero que lo comente en su show de radio. Todo lo que le cuentas a ella, lo cuenta ella en su show de radio y se entera toda la isla.

No…sólo mi amiga y mi hermana, quienes estaban sentadas en la última banca en la iglesia. Sólo ellas sabían qué me estaba pasando.

Ese domingo por la tarde pusimos a nuestros hijos a jugar. Le pedí a mi amiga que entrara al facebook y me buscara de nuevo a mi marido. Sólo por curiosidad, a ver si había subido algunas fotos al facebook.

Y… sí, el muy bribón… Ahí, acostándote en la playa con su amigo, y solo con él. Tomándose quién sabe qué. Tenía puesto un sombrerito muy lindo, con sus lentes de sol, de marca. << ¿De marca? ¿Y desde cuándo él gastaba dinero en eso?>>.

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Aún no lo podía creer

Ya no supe qué hacer. Lo curioso es que no sentía celos. Me sentía muy triste, y algo así como decepcionada, humillada y vil. Como si me hubieran aventado a la basura, como muñeca vieja.

― No es Hawái – dijo mi amiga.

― ¿Cómo, no es Hawái? – pegunté.

― No… bueno… creo que no. Yo conozco Hawái y las islas de allá. Un poco… se ve diferente el paisaje del fondo… No reconozco nada en las fotos… No me parece que sea Hawái…

Mi amiga revisaba las fotos como si fuera investigadora privada… pero yo fui quien se dio cuenta de la verdad…

El facebook mostró un post que mi marido acababa de poner en ese perfil.

― Gary, you are an idiot. Nobody cares what you think. Looser!…. Ha ha ha!…

(Gary, eres un idiota. A nadie le importa lo que piensas. ¡Perdedor! ¡Ja ja ja!...

A minute ago in Miami

(Hace un minuto en Miami).

Así que el facebook lo delató y gratis. Mi marido no estaba en Hawaii. Estaba en Miami. <<Miami…>>.

― Te lo dije… Hawái es muy diferente. Yo sabía que no era Hawái.

― Vaya― contesté. Otra mentira. Ahora sí estoy segura que algo no está bien… ¡Gracias, amiga!… Gracias por meterte en lo que no te importaba…

― Chica, ¿Por qué? ― preguntó ella.

― Déjame terminar…: Gracias por meterte en lo que no te importaba, arriesgándote a perder mi amistad, pero yo te agradezco que me hayas abierto los ojos… Pero aún no puedo creerlo..

Saliendo de ahí le mandé un texto a mi marido. Y eso que no soy muy amante de andar enviando textos.

― Te amo…

― ~~Bitch~~….― me contestó él (respuesta eliminada por considerarse ofensiva o grosera. Pero les diré que es la hembra del perro).

― ¿Cómo? – respondí en el texto asombrada…

Minutos después me marco de su celular.

Se fue con su "Novia" a Hawái

― Amor, discúlpame… un idiota aquí me quitó el teléfono y te respondió el mensaje. De seguro ya sabías que no era yo… ― me dijo algo nervioso.

― Sí, amor…de seguro… Tú jamás me contestarías así…― le dije al muy…

― No… ― contestó un poco incomodo

― Y… ¿Cómo se llama ese idiota? ―le pregunté a ver qué me decía.

― Ah…este… no sé… ― respondió el bribón evasivo.

― ¿Cómo? … ¿no sabes? ¿Es alguien de la oficina?… ―le pregunté para sacarlo de casillas.

― Bueno, sí… anda borracho ¿creo?… Gary, se llama Gary…es un alcohólico… (De repente sentí que se le cayó algo…)

― Disculpa amor…este idiota me tiró el teléfono… Está jugueteando… Está borracho, discúlpalo…

―Biiiiiiitch…. (la misma palabra grosera de horita), se escuchaba que alguien gritaba al fondo…

―Amor, ¿sabes qué? Tengo que colgar… ya estaré de regreso en Dallas mañana, y este fin de semana te veo de seguro, amor…volaré a casita el jueves… ¿te parece?

― No amor…espera…mira: cuelga…y márcame desde un teléfono de Hawái… ¿Qué te parece? Es que… para que no se te acaba la batería… o para que no te lo tire tu amigo. Cuelga y márcame desde el hotel.

― Es que… amor… no estoy en un hotel. Bueno… sí pero….estamos abajo en el…

― ¡Ah, pues! Márcame del teléfono del restaurant o bar… donde estés…

― Es que… amor…quiero…este….no, mira….mejor mañana…es que, ¿sabes?….no hay teléfonos en los bares aquí…este…quiero decir….

― ¡Ah!, ¿ahora el idiota eres tú? ¡Anda, márcame!…Voy a colgar… pero no me marques del celular…márcame desde el hotel…te espero anda…― y diciendo esto terminé la llamada…

Y estuve esperando por seis largas horas… hasta la 1:00 a.m. Nunca marcó desde “Hawái”…obviamente, el marcar desde allá lo habría delatado, y él lo sabía… El teléfono habría marcado área de Florida o Miami…y no de Hawái… Pero yo, me sentía como una idiota…

Para no hacerles más larga y amarga esta historia, les cuento que ese fin de semana tampoco regresó a casa. Tampoco me llamó… sólo mensajes de textos, y pretextos, y excusas… Me duele que ni siquiera preguntó por la niña en varios días… ¡vaya que andaba preocupado! Yo sabía que él sentía que yo ya estaba sospechando algo…

Llegó la hora de la verdad

Dos semanas después pasé a recogerlo al aeropuerto. El venía muy serio. Unas ojeras profundas y negras, casi le desfiguraban el rostro. Se notaba agotado, nervioso, preocupado. Yo me quise poner cariñosa con el pero, con tristeza se los digo: él me rechazó… y me dijo...

― Quiero hablar contigo – muy seriamente…

Casi no le puso atención a la niña, que se moría por verlo. Me pidió que la mandara con mi hermana, la cual vive enfrente. Dijo que quería hablar conmigo a solas. Algo que noté, él no abrió su maleta de inmediato como acostumbraba a hacerlo…

― ¿Qué pasa? ― pegunté nerviosa…

― Ya sabes qué pasa…― me dijo.

― No, no sé… ― dije tratando de sonar sincera.

― Sí sabes… O, ¿No lo sientes? ¿No lo sospechas? ― siguió diciendo.

― No, en verdad no… ― le dije (yo soy muy mala para mentir).

― ¡Chica, te lo digo ahora, o me muero!… Estoy enamorado de otra persona… Me imaginé que ya lo sabías o lo habías notado… ¡Has cambiado tanto conmigo…!― me dijo mi maridito, ¿pueden creerlo? Yo he cambiado…

― Tú eres el que ha cambiado… Pero continua… ¿Quién es esa mujer? ― lo bombardee con la pregunta.

― ¡Pero vaya que lo tomas con calma, chica!… ―dijo impaciente.

― ¿Y qué quieres?… que me abrace de tu pierna y te ruegue que me ames. Ya hace mucho tiempo que he notado que no me amas: te vas y no llamas por días… Yo no quiero que me dejes… no quiero… ¿Quién es ella? ―volví a preguntarle en tono decisivo.

― ¡Ah… pues!… ―le dije, esta vez yo estaba impaciente.

―Carlos… Yo sé que no me vas a dejar…― le volví a decir.

― ¿Es que no escuchaste lo que dije? ― me dijo en tono de decepción.

― Carlos… tú me hiciste mujer, fuiste mi primer y único hombre. Tú y yo hemos sido felices. Tú eres un hombre, un hombre lo entiendes… – y diciendo esto me atreví a tocarlo de manera intima… él me quitó la mano…

¿Cómo tú me sales con esto, chico?

― Ya sé que soy un hombre, por qué insistes en eso… ― me dijo con un tono de desesperación.

― ¿De quién estás enamorado Carlos? Me extraña…tú me juraste que nunca me dejarías por otra mujer…―volví a insistir.

― ¿Sabes qué, chica? … No me siento bien. Me siento muy tenso. ¿No puedo seguir con esta plática? Vengo muy, muy agotado. Dame unas horas.

― Vente a la cama conmigo…te doy un masaje, Carlos…vente amor… tú eres mi hombre yo soy tu única mujer…―le dije tratando de seducirlo.

― Si… - dijo él― la única…

― Yo lo sé, amor…vente…vamos a la camita…

― No, perdóname… no puedo. Déjame dormir en el sofá o en el suelo.

― Carlos no seas ridículo…― le insistí.

― No quiero dormir contigo, no me siento digno ―dijo en tono dramático.

― Carlos, vente mi amor…― diciendo esto lo abrace y le empecé a quitar la camisa.

― ¡No chica! Déjame. Yo ya no puedo con esto. ¡Me quiero morir…!―gritó desesperado.

―Carlos, pero ¿qué dices… amor…qué te ha pasado?… Ese diablo maldito que te atrapó en ese ambiente tan feo…―le dije enojada.

― No es verdad… Yo tenía problemas desde antes... ―me dijo como derrotado.

― ¿Cómo? ―le pregunté bien confundida.

―No me he atrevido a contarte muchas cosas de mi vida. Sinceramente, yo quería ser un buen marido, un hombre hecho y derecho. Y lo he tratado con todas mis fuerzas, pero chica, ¡no puedo…!―dijo.

― ¿No puedes qué? Has sido para mí un excelente marido…bueno, claro que nos hemos distanciado pero, yo te sigo amando, y te deseo y te necesito…y tú a mí…

― Es que…mira…déjame dormir aquí en el sofá… ya puedes traer a la niña…mañana hablamos…―me dijo como para salir de la situación en la que se encontraba.

Me quede seria por un momento… y le dije:

― Carlos…dejémonos de idioteces…. Todo lo pudiera haber esperado de ti, con esas mujeres tan bellas que hay allí… pero… ¿por qué me sales ahora con que eres homosexual?

A mi marido le gustan...¡¡¡LOS HOMBRES!!!

Él se quedó como atontado, espantado…. ¡se puso pálido!

― Así es Carlos… mira chico, el mundo es muy pequeño… y dale gracias al Facebook, que ya me enteré de todo, y te miré en muchas fotos…. ¡chico! Al principio pensé que era alguna broma…

El se cubrió el rostro con las manos y así se quedó sentado…por unos minutos…

― ¿Cómo te diste cuenta? – me pregunto él…

― Pues te estoy diciendo que por el Facebook…―le dije muy seria.

― Pero ¡tú no sabes nada de eso!….―exclamó.

― Pero Dios sí lo sabe… y él me envió a un angelito para que me lo dijera…― le dije.

― Alguna de las chismosas de tus amigas… ¿Cuánta gente más lo sabe?…

― Carlos, ¿te preocupas por cuánta gente lo sabe?…Lo sé yo, lo sabe Dios, lo sabes tú…. Y mira, por Dios, yo te perdono, y me humillo y te pido yo, que me des la oportunidad de demostrarte que te puedo quitar lo homosexual… ― le dije más decidida que nunca a salvar mi matrimonio.

― Es que… ¡no soy homosexual chica…!― dijo.

Esa realmente no era la respuesta que esperaba.

― ¿Te gustan los hombres?… ―le pregunté desorientada.

― Bueno, sí…pero homosexual no…―me dijo el muy tarado…

― ¡Carlos! Entonces… ¿Lo estas reconociendo? ¿Estás enamorado de un hombre? ―aunque no lo crean, se me iluminó el rostro.

― Parece cosa de telenovela, ¿verdad… chica? Yo tuve una niñez terrible… ¡tú no sabes! ―me dijo, al parecer sufriendo mucho.

― Pues nunca me dijiste…hubiéramos ido con el pastor…

― ¡Y que se entere todo el mundo!… No, ya basta con la vergüenza de mirarme a mí mismo al espejo… ¿Sabes? Me voy a ir a dormir a otro lado… mañana hablamos…―dijo en tono definitivo.

¡No sé qué hacer, lo amo!

Y, el mañana se ha tornado en dos semanas, y es por eso que les escribo. El se fue a dormir a un hotel. A mí no me gustan las escenas, y como estoy rodeada de familia y amigos no quería dar de gritos y patalear.

No, yo no actuó como me lo dictan las telenovelas. Yo actúo como una hija de Dios.

Es verdad que como esposa fui una idiota, por no darme cuenta antes de esta situación, o de los problemas de mi marido. Pero aunque me sienta mal, lo he seguido tomando con calma. Él no me ha mandado el divorcio ni nada por el estilo, ni siquiera lo ha mencionado. Sólo reconoció que le gustan los hombres y que, obviamente, está enamorado de uno. Ya me imagino quién…

El se fue a dormir a un hotel y al otro día, se regresó a Dallas, o no sé a dónde… El caso es que a los tres días me marcó de Dallas. Yo estaba temiendo que el cometiera una locura o algo así, como algo que yo leí en la página de ustedes: en esa nota de “puede una madre sobrevivir al suicidio de un hijo”. Yo no quiero que mi marido pase por lo mismo, ni yo y mi hija queremos perderlo. Y, sí, es verdad que no tengo a nadie a quien acudir. En mi iglesia, el chisme es el onceavo mandamiento: “Revelaras los secretos… todos los que sepas…de todo el mundo y a toda la gente…”.

¿Qué hago? ¿Qué le digo? ¿Cómo lo regreso al redil? ¿Cómo le hago para que se olvide de esa idiotez? He estado ayunando, pero no sé si estará dando resultado….

Gracias por leerme.

¡Ah! Ya no sé lo que pasa con él, porque canceló su cuenta de Facebook. Ahora es más cuidadoso…

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Entre a su facebook y...

Ni el vaso de agua con azúcar me llevé. Mi amiga trajo su laptop a la sala y entró en su Facebook, buscó el enlace que ella decía era de mi marido.

¡Claro, era él! Inmediatamente lo reconocí. Pero… no se llamaba Carlos, sino Charly; y no estaba usando el apellido, sino sólo la “G”, o sea, la primera inicial. En su foto de perfil se veía muy, pero muy, muy sonriente. Hace mucho que no lo veía así… “Sería el efecto de la foto o no sé qué, pero su rostro se veía sonrojado, como si estuviera desvelado o tomado, pero eso sí, muy alegre…

Como yo era un poco tonta para esto del Facebook (se los juro que ya no), pensé que eso era todo, pero:

―Mira, entra aquí – dijo mi amiga.

Pidiéndome que presionara una fotito.

Al entrar ahí vi muchos álbumes de fotos. Empecé a revisar uno por uno.

Ahí estaba mi marido, obviamente, no aquí en la ciudad, sino allá donde está su oficina en Texas. Pero se le veía de fiesta en fiesta, de celebración en celebración; con todo tipo de gorros, de mascaras, disfraces, feliz, feliz, y muy contento. Rodeado de muchos amigos…y amigos y más amigos…

¡Ah… gracias a Dios! Dije: yo lo sabía. El me es fiel y siempre lo será. No veía yo a ninguna mujer, o casi a ninguna: una que otra que salía era una mesera o algo así, pero no andaba ahí en las fotos con ninguna amigota. Sólo hombres. Festejando con hombres, aparentemente, por todos los bares de Dallas. Y vestido con todo tipo de gorros, de atuendos raros. Ropas coloridas que no acostumbra a vestir aquí.

¡Mmm! Algo no estaba bien. Empecé a notar que en muchas de las fotos aparecía a un lado de un hombre joven y muy guapo. Muy rubio. “ha de ser un buen amigo pensé…”.

― Anda me dijo mi amiga…mira todas las fotos…―me dijo mi amiga. << ¿Qué me estará tratando de decir?>>, pensé.

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