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2022-04-02

Seguramente tú, que crees en Jesús, al igual que la gran mayoría explota en un vórtice incontrolable de pensamientos y emociones. De seguro también experimentas depresión, desánimo, angustias, sufrimientos... Cuando estás sufriendo y tu mente está tratando desesperadamente de dar sentido a lo que estás pasando, puede que termines explotando o cediendo a los aspectos negativos de las circunstancias y olvidar las verdades alentadoras que Dios te ha dado para ayudarte a superarlo todo.

Cuando estés bajo mucha presión, recuerda que tu mente volará. Tus pensamientos harán que caigas en el desánimo, por lo que debes reconocer que hay alguien mayor que tú, que tomará el control si lo dejamos. Reconocer esto te permitirá enfrentar las mentiras del enemigo y recordarás las verdades de Dios que contradicen esas mentiras.
Aquí hay cinco verdades clave que pueden ayudarte a salir victorioso, sin importar tus circunstancias:

1. Su Palabra no pasará

En las Escrituras es una gran fuente de aliento en cualquier batalla que estés enfrentando. Ante cualquier destello de desánimo, corre a las Escrituras, pues en ellas encontrarás las respuestas.  Es demasiado fácil enfocarme en el problema y perder la perspectiva en lugar de enfocarnos en las verdades de Dios sobre el problema.

Es fácil sucumbir ante las mentiras del enemigo. Es mucho más fácil caer en las trampas del maligno cuando las promesas de Dios no se aplican a mi situación.
Olvidamos tan fácilmente hasta donde nos ha llevado Dios que, aunque Dios nos ha ayudado muchas veces, lo olvidamos. Por eso es por lo que debemos leer y memorizar la Biblia, ya que está llena de ejemplos de su fidelidad.

Si no puedes ver cómo Dios puede sacarte de tu situación, es fácil darse por vencido. Pero no importa cómo se sienta tu corazón o cuán grande es tu problema, Dios siempre te ayudará ... pase lo que pase.

No importa si el mal que estás atravesando lo provocaste tú. Él estará siempre ahí para ayudarte.

"El camino de Dios es perfecto;
la palabra del Señor es intachable.
Escudo es Dios a los que en él se refugian.
¿Pues quién es Dios, si no el Señor?
¿Quién es la roca, si no nuestro Dios?
Es él quien me arma de valor
y endereza mi camino;
da a mis pies la ligereza del venado,
y me mantiene firme en las alturas;
adiestra mis manos para la batalla,
y mis brazos para tensar arcos de bronce.
Tú me cubres con el escudo de tu salvación;
tu bondad me ha hecho prosperar.
Me has despejado el camino;
por eso mis tobillos no flaquean".


2. Tu sufrimiento puede o no tener explicación

Mientras escribía el punto anterior, recordé que muchas veces que me ocurren cosas malas pienso en qué hice mal. Pero el hecho de que estés sufriendo ahora, no significa que sea culpa tuya.

Acostumbramos a rebuscar cuál es la raíz del problema. Cuando parece que no puedo cambiar la situación por nuestra cuenta, rápidamente nos culpamos a nosotros mismos. Si estamos pasando por una situación difícil, seguramente algo malo hicimos, o si no, ¿por qué nos está pasando esto?

Sin embargo, el sufrimiento que estás atravesando puede que no sea tu culpa.

José fue vendido como esclavo y encarcelado por los celos de sus hermanos. Para colmo tuvo que enfrentar más tarde la falsa acusación de la esposa de Potifar.
Asimismo, David tuvo que huir para salvar su vida debido a la inseguridad de Saúl. ¿Y Jesús? Jesús tuvo una muerte espantosa en la cruz sin haber cometido pecado alguno. Estas tan solo son algunas de las historias que nos recuerdan que a veces sufrimos sin razón aparente.

Ya tu batalla, con la situación que enfrentas, de por sí es dura. No agregues más peso tratando de culparte por lo que está pasando.

Siempre es importante que seas dueño del papel que has jugado en tu sufrimiento actual. Puedes recibir el perdón de Dios, pedirle que te ayude a cambiar y crecer, y luego continuar confiando en Él para superar tu lucha.

Por tanto, si aun cuando haces lo correcto te ocurren cosas malas, soporta con paciencia el sufrimiento [inmerecido], encuentra la gracia de Dios. Porque los que creemos en Jesús hemos sido llamados para esto, ya que Cristo sufrió por ti, dejándote un ejemplo: que sigas sus pasos.

Sonríele a la adversidad

3. Tu situación no durará para siempre

Hay sufrimientos que duran un día, meses e incluso años. El sufrimiento nos agota, sobre todo, cuando tratamos de seguir con nuestras vidas cumpliendo con nuestras responsabilidades. Pero ¿sabes qué? Es posible continuar porque tu fuerza viene de lo alto.
Diariamente, tú puedes sentir que tu sufrimiento nunca terminará. Pero tu Dios que obra en lo secreto, te ayudará a salir adelante. Se avecinan días mejores.

"Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo". Eclesiastés 3: 1

Muestra a Jesús, comparte su gloria eterna. Entonces, después de que hayas sufrido un poco, él te restaurará, te fortalecerá, porque Él es la Roca firme.

Entonces no te enfoques en el problema que ves ahora, sino que, fija tu mirada en las cosas que no se pueden ver.

"Así que no nos fijamos en lo visible, sino en lo invisible, ya que lo que se ve es pasajero, mientras que lo que no se ve es eterno". 2 Corintios 4:18

4. No hay batalla de la que Dios no pueda librarte.

Junto con la sensación de que su lucha nunca terminará, también es común pensar que nunca podrás superar la situación con la que está luchando. Los cambios drásticos como la muerte o el divorcio pueden ser definitivos, pero Dios puede volver a encarrilar tus pasos sin importar cuán volátiles sean las cosas en este momento.

Incluso, a veces es necesario que esa situación nos “rompa” y nos haga cambiar el curso de nuestra vida, Dios continuará usando sea lo que sea que estés pasando para bien en tu vida.
¡Vamos! Él conoce cada una de tus luchas mucho antes de que nacieras, ya tenía un plan sobre cómo usar esta mala situación para tu bien final. Por tanto, no te sorprendas por lo que estás pasando y cómo te afecta.

"Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo". Juan 16:33

5. Dios nunca te dejará

Una de las cosas más difíciles de enfrentar en una batalla es creer que Dios no está contigo y está en silencio.
Si bien no siempre sabemos por qué Dios puede parecer que no está, que está en silencio es cuando nuestra mente está compitiendo con preguntas, explicaciones y posibles soluciones.
En resumen, cuando estamos confundidos por el mal que nos está afectando es difícil mantener nuestra mente lo suficientemente quieta como para escuchar a Dios.
Si Dios no te está diciendo nada ahora es porque ya nos ha dicho algo en su Palabra y está esperando que actuemos. Recuerda que Él jamás te dejará.

"Sean fuertes y valientes. No teman ni se asusten ante esas naciones, pues el Señor su Dios siempre los acompañará; nunca los dejará ni los abandonará". Deuteronomio 31: 6