Convivir con el ser que amas no es fácil. No lo es porque son personas de orígenes diferentes que de cierto momento a otro pasan a compartir la mayor parte de su tiempo. Es entonces cuando ya no se puede mantener la sonrisa eterna y seguramente habrá malos días y no siempre el mejor humor a la hora de levantarse, almorzar o dormir, por ejemplo.
En primer lugar, recuerda que tu novio, esposo o pareja no es una persona perfecta (tampoco tú lo eres). Por lo tanto, intenta brindarle la misma paciencia, comprensión y perdón que quisieras recibir de él. Es difícil, pero vale la pena intentarlo.
También debes tener en claro que tu pareja proviene de una familia con sus peculiaridades. Él, inevitablemente, ha heredado mucho de ellos. Puede ocurrir que no se dé cuenta de que te está haciendo daño, porque estaba acostumbrado a hacer eso que te lastima en su familia de origen. Por eso intenta reconocer que no hay mala intención en sus actitudes, sino que constituyen algo heredado y asimilado con los años. Si tienes presente que no es intencional lo que hace, te será más fácil perdonarlo.
Recuerda hablarle siempre. Dile cuando algo te molesta. Tras un malentendido o una discusión, debes hablar de ello con tranquilidad al final. Pero no guardes errores del pasado, intenta mejorar junto con tu pareja de cara al futuro. No querrás que se desanime y no quiera andar el camino contigo, ¿verdad? Y si se equivoca, no tomes represalias. No devuelvas el golpe.
Finalmente, resalta y ten presente todo lo bueno que tiene tu pareja. Eso te ayudará a seguir sin tropiezos, a eliminar la negatividad de tu alma y a reconocer que tienes mucha suerte de que él forme parte de tu vida.
TE PUEDE INTERESAR:
- ¿Debo perdonar la infidelidad de mi marido?
- Las mentiras más comunes de los hombres
