En las buenas y en las malas Dios está conmigo

2021-01-26

“Todo estará mejor cuando”... Siempre pensamos que las cosas van a cambiar y van a estar mejor cuando sean tal y como queremos, con nuestras reglas y nuestros gustos. Esto nos impide recibir la verdadera bendición de Dios, porque no vemos suficiente Sus obras o Su modo de hacer las cosas, una completa ignorancia de nuestra parte.

Pensar que nuestra vida sería mejor con un factor añadido que cambie nuestra situación es un pensamiento hipócrita ante los ojos de Dios. Él nos ha dado grandes bendiciones y nos bendice en cada momento de nuestras vidas, aunque no siempre entendamos Su plan para nosotros.

¿Qué pasa si te digo que no estás listo o lista para recibir las bendiciones de Dios? El hecho de que no estés preparado para asumir tales responsabilidades o simplemente no sea parte de lo que Dios sabe que es mejor para tu vida. El Señor no te dará bendiciones que te alejen de Él, no va a darte regalos que te hagan olvidar que Cristo es el centro de tu vida.

*La alegría y el amor no son sentimientos.


Aquello que te podría hacer sentir bien no es lo que realmente te hace ser feliz. Es decir, decidimos qué nos hace sentir bien. Si decidimos que los bienes materiales, los premios, las tendencias o nuestros trabajos nos hacen sentir bien estaríamos fracasando. Es decir, el deseo de llenar ese vacío no se acabará, no significa que no podamos disfrutar de lo que tenemos, Dios es dueño de todo. Demos disfrutar de cada pequeño detalle en nuestras vidas, pero no debemos tenerlas como el centro de nuestra alegría.

En cambio, si tienes fe y decides que Cristo es tu piedra angular y todo cuanto tienes es por medio de Dios y para Su gloria serás completamente feliz.

<<Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas>>. Mateo 6:33 

Si tan solo nos aferramos a la Palabra de verdad y la lleváramos como nuestra armadura y nos dejáramos transformar por el poder del Espíritu Santo, nuestras vidas serían completamente felices en Cristo Jesús y verías los momentos difíciles como momentos de crecimiento, los cuales son necesarios para tu desarrollo como persona y para el engrandecimiento del nombre de Dios.



*Deja tu vida en manos de Dios y sorpréndete de Sus maravillas.

Aunque suene duro: Nuestro corazón va de continuo al mal y nuestros deseos son abominación ante el Padre.

Pero...¿Puede haber algo bueno en nosotros? Sí, recuerdas que cuando Dios formó al hombre lo hizo a Su imagen y semejanza, varón y hembra los creó (Génesis 1:27). Puso en ellos Su aliento, llevamos en nuestro ser una parte de nuestro creador Su firma es nuestro mismo respirar. ¡Claro que hay algo bueno en nosotros! Fuimos creados para adorar y ser coherederos de las cosas de Dios. Pero nuestra concupiscencia y malos deseos en contra del Evangelio nos alejan de ser ese hijo que Dios ama, nos hace ser pecadores.

*En los momentos difíciles

Lamentablemente en los momentos difíciles es cuando nos acordamos de Dios. Es cuando hacemos lo que deberíamos hacer y por fín decimos: Mi Señor Todopoderoso aquí estoy.

Qué en tu momento de dificultad te des cuenta de que tienes a un Padre celestial que te ama y desea regalarte una vida placentera en Jesucristo es una gran bendición. Pero es mucho mejor si decidimos que nuestra alegría y razón de ser es nuestro Padre y lo esperamos a que venga la tormenta para acercarnos a Él.


*¿Pero qué hacemos si creyendo con fervor las cosas no pasan como planeamos?

Espera y escucha.

A veces el Señor está trabajando en nosotros y nuestras quejas y contradicciones impiden que Él te termine de preparar para recibir una bendición.

Él te ama, nunca lo olvides. Ora y presta atención a lo que Él te ordena. Si el camino se ve resbaloso y cubierto de neblina, ten paciencia porque el gran Yo Soy no permitirá que tu pie resbale. Él te sostiene.

<<Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor —, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza. Entonces ustedes me invocarán, y vendrán a suplicarme, y yo los escucharé. Me buscarán y me encontrarán cuando me busquen de todo corazón.>> Jeremías 29:11‭-‬13

 
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