Dios es mi escudo, mi protector. ¡No temeré!

2020-11-13

Es difícil permanecer tranquilo cuando no se tiene paz o simplemente cuando no se comprende la situación. 

A fin de cuentas, nuestras inquietudes no son lo único que ocasiona nuestro estado de inestabilidad. Es decir, la forma en que percibimos las cosas y decidimos interpretarlas es la razón por la que gritamos desesperados, como si no estuviéramos en las manos de nuestro Señor.

Lo opuesto a la inquietud sería la paz, la alegría, la tranquilidad, ninguna de estas actitudes son un sentimiento, todas son estados. Formas de reaccionar que decidimos manifestar.

Dios es poderoso y capaz de darte todo lo que necesitas, aunque nuestros deseos no son exactamente una necesidad verdadera. A pesar de que el trago sea amargo no podemos ignorar que muchas de las cosas que pensamos que son una necesidad, no lo son realmente, y el no estar satisfechos nos impide recibir la paz y tranquilidad en Cristo.


Jesús transforma mi estado

¿Cómo te sientes? ¿Estás en comunión con Dios? No se trata de fingir que estes bien, de hecho, estás bien. La paz en Cristo Jesús no es fingida, es un estado de confianza absoluta en Dios. 

Si estás alterado o alterada es porque crees que la situación marcha mal, no es nada fácil vivir con nuestras inseguridades y mantener el foco de atención en Cristo, pero es necesario hacerlo para que en nuestra debilidad Él sea nuestra fortaleza.

Pero él me dijo: «Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad». Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo. 2 Corintios 12:9



Todos tenemos problemas, claro que sí, porque creamos problemas. 
Creamos problemas cuando decidimos tener un estado de inconformidad y no creemos que Dios es suficiente. Nuestra ignorancia y orgullo nos inquietan. 

También nos podemos encontrar con un gran problema como una mala situación económica o una enfermedad, esto podría destrozarnos y desesperarnos, pero debemos confiar en las promesas  del Evangelio de Dios: Él proveerá. 

El problema pasará, la pregunta es: ¿Qué quiere Dios de ti? Dios no quiere verte sufriendo, quiere que aprendas, que mejores. Él, quiere usarte como un instrumento, pero para ello necesita moldearte, corregir el problema.

Y ya han olvidado por completo las palabras de aliento que como a hijos se les dirigen:«Hijo mío, no tomes a la ligera la disciplina del Señor ni te desanimes cuando te reprenda, porque el Señor disciplina a los que ama, y azota a todo el que recibe como hijo» Hebreos 12: 5-6

Cualquier persona en desesperación clama a Dios, y eso está bien porque la Palabra nos dice que son aventurados los que le buscan, pero es mucho mejor si permanecemos en nuestro Señor. Si vivimos en paz con la tranquilidad y confianza en nuestro Señor, no vamos a caer ni vamos ahogarnos en la desesperación. 


Podrán caer mil a tu izquierda, y diez mil a tu derecha,pero a ti no te afectará. No tendrás más que abrir bien los ojos,para ver a los impíos recibir su merecido. Ya que has puesto al Señor por tu refugio, al Altísimo por tu protección. Salmos 91:7-9


 Jesús nos promete darnos descanso

Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Mateo 11:28

En Cristo tenemos descanso, y no solo descansamos y confiamos en Su poder, también encontramos Su amor y gozo. Dios no solo nos protege y cuida, Él dirige nuestro camino y nos lleva a la vida eterna.

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