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2020-12-31

La palabra de Dios es poderosa. De hecho, el apóstol Pablo lo describió en Hebreos 4:12:

“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”.

La Palabra Sagrada de Dios es nuestra guía y nuestra brújula para vivir una vida llena de infinitas bendiciones. Es por eso por lo que cultivar el hábito espiritual de leer y conectar con la Palabra es una de las mejores formas de transformar tu vida. Te abre los ojos a los misterios espirituales que hacen que el viaje de la vida sea agradable y enriquecedor.
 
Camina por y en el Espíritu

La verdad, es que nuestra naturaleza pecaminosa como simples mortales anhela muchas cosas que no glorifican a Dios. Pero cuando caminamos por y en el Espíritu, aprendemos a conocer y escuchar más a Dios. Estar atentos al Espíritu Santo nos permite caminar por buen rumbo y de la mano sagrada de Dios.

En Gálatas 5:16 lo tenemos muy claro: “Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne".

El Espíritu da testimonio de que somos hijos de Dios. Esta es una seguridad que obtenemos cuando caminamos por el Espíritu.

La Biblia dice: "Dios es Espíritu, y los que le adoran deben adorarle en Espíritu y en verdad".
Esto nos señala que esta práctica o hábito espiritual es uno de los más trascendentales para nuestras vidas como creyentes.
 
Ama incondicionalmente

El amor es lo que nos define como creyentes. Literalmente, somos un producto del amor. Piénsalo por un momento. Dios nos ama tanto como para haber dejado que su único Hijo muriera por nosotros en la cruz.

¿Puedes concebir cómo fue su aflicción y ofrenda o sacrificio? Y el amor de Dios se manifestó cuando aún éramos pecadores, y por eso Cristo murió por nosotros. Eso es amor incondicional. No importó si lo merecíamos o no, fue una decisión de amor, porque Dios es Amor y el amor es siempre una decisión.

Asimismo, esta práctica o hábito espiritual, de amar incondicionalmente, no debe ser solo para nuestra familia o amigos cercanos, también debería extenderse a las otras personas que nos rodean.

1 Juan 4:16 lo dice todo: “Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él"