Dios sabe que casi todos nosotros vamos a tener angustias y preocupaciones que nos inquietan y esas emociones, activan nuestros miedos.
Así que Dios habló de ello a través de muchos de los autores del Antiguo y del Nuevo Testamento, así como a través de amado Su Hijo. De hecho, el miedo es quizás, uno de los temas más abordados en la Biblia.
Aquí, algunas frases de sabiduría que podemos encontrar en las Escrituras sobre el miedo:
Dios, nos entrega mandatos directos sobre el miedo:
" y les dirá: Oye, Israel, vosotros os juntáis hoy en batalla contra vuestros enemigos; no desmaye vuestro corazón, no temáis, ni os azoréis, ni tampoco os desalentéis delante de ellos” (Deuteronomio 20: 3).
"No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. (Isaías 41:10).
David también relató lo que hizo con sus propios sentimientos de miedo:
"En el día que temo, Yo en ti confío. " (Salmo 56: 3).
“Busqué a Dios y él me oyó, Y me libró de todos mis temores. " (Salmo 34: 4).
También los Apóstoles nos muestran cómo mantener a raya el miedo:
"Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. " (Filipenses 4: 6).
"Más el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración. " (1 Pedro 4: 7).
Salomón nos invita a alejarnos del miedo y no dejar que lidere los comportamientos:
"El temor del hombre pondrá lazo; Mas el que confía en Dios será exaltado" (Proverbios 29:25).
Jesús dijo que recordar y tener presente siempre la provisión de Dios es un antídoto contra el miedo:
“Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos. " (Mateo 10:31).
En el Salmo 27, se siente la devoción de David al Señor.
El versículo 1 nos muestra tres formas en las que evitó que el miedo echara raíces: sometiéndose al liderazgo de Dios, confiando totalmente en las promesas de Dios y declarando de manera firme el poder de Dios.
El resultado fue una confianza inquebrantable sin importar lo que aconteciera en su vida.
Si elegimos seguir el ejemplo de David, también seremos personas con una voluntad y una fe firme y nunca perdernos la esperanza porque estaremos amparados por el escudo y la Gracia de Dios”
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