Los productores de frutas no solo viven de la venta de sus productos en las grandes cadenas de supermercados o en los minoristas; también necesitan ofrecer sus frutos con el mejor aspecto posible para que el consumidor, quien come primero con la mirada, adquiera la fruta con mayor seguridad porque se ve bella, saludable y brillante.
Pero ¿esto tiene solo que ver con la forma de procesarlas? En cierto punto, sí. Puesto que el secreto para lograr el cometido físico de tener una fruta que brille por sí sola, está basada en los químicos con que las cubren.
El mayor ejemplo lo tienen las manzanas. Éstas, las cuales ya por su forma y contextura es atrayente para el consumidor, se presta para que sean abrillantadas. Y ¿cómo lo hacen? ¿Con qué lo hacen? Pues, nada más y nada menos que con cera.
Sí. Los productores de frutas y sobretodo los supermercados, utilizan una cera natural que es sacada de grasas y aceites de palma para lograr el cometido visual que necesitan para que sean compradas. Podría ser un cálculo comercial casi perfecto, porque la cera no es tóxica para los seres vivos. Sin embargo, nunca será recomendable comerlas sin antes sacarles esa grasa luminosa.
Para lograrlo, primero se deben buscar los siguientes ingredientes:
- Bicarbonato de sodio.
- Jugo de un limón
- Agua tibia.
1.- Se baña la manzana en agua tibia para remojarlas un rato. Automáticamente se ve cómo la cera sale de la cascara de la manzana. Una cobertura blanca se observa empañando la fruta. Suele sonar engorroso, pero allí se determina la cantidad de cera que utilizaron en el producto.
2.- Luego, se revuelven las manzanas en el preparado de Bicarbonato y Limón para retirarles la cera y luego, un poco más de agua para limpiarlas.
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