Traguito sabroso metabólico para terminar con la barriga más prominente

2017-10-23

Parece que es prácticamente imposible criar a un niño normal en estos días, con los videojuegos violentos, las cosas malas que ahora parecen buenas, la obesidad infantil... Aun las cosas buenas que creemos que hacemos para nuestros hijos les están arruinando la vida, según recientes estudios. 
Examina esta lista y presta atención en qué estás fallando. Quizás no te estés dando cuenta de los daños que le infringirás a tu hijo en un futuro.
Teniendo en cuenta que ser padres es una labor difícil, sin dudas. En muchas ocasiones, con el anhelo de disciplinar a nuestros hijos olvidamos conectarnos con sus emociones y simpatizar con ellos. Los pequeños son adultos en potencia y precisan ser respetados y escuchados. Nuestro modo de actuar, bueno o malo, repercutirá para siempre en sus vidas y es por este motivo que es fundamental seleccionar de manera cuidadosa las palabras con las que afirmaremos hechos y las acciones que emprenderemos. Eres madre o padre, tienes autoridad sobre tus hijos. Ten cuidado con tus actos y palabras.

Lo esencial es tomar en cuenta estos fallos y arreglarlos para curar nuestra relación con nuestros hijos antes de que sea demasiado tarde.

1- Le chillas por cualquier cosa
Es muy normal que levantemos la voz cuando las travesuras de los hijos nos llevan al límite de nuestra paciencia. Mas hablar chillando no es algo bueno. Cuando gritas, estás enseñando a vocear, y si tu hijo está gritando y le dices: "no grites" das un doble mensaje. No levantes la voz, mejora tu razonamiento.

2- Lo criticas y caricaturizas (lo ridiculizas)

Las críticas destructivas pueden ser un arma mortal para nuestros hijos. Los pequeños esperan de sus padres el reconocimiento, la aprobación y el estímulo. Cuando critiques a tu hijo hazlo de forma edificante y no destructiva. Jamás le afirmes "no sabes hacerlo, déjame a mí", sino más bien "sé que puedes hacerlo mejor, inténtalo otra vez"; de esta manera estarás depositando tu confianza en él y esto resultará en una enorme autoestima sin caer en lo egocéntrico. Por otro lado, jamás lo ridiculices públicamente ni te burles de él. Los pequeños son muy susceptibles a las mofas, están formando su personalidad. Nunca afirmes nada que lo incomode, vas a perder su confianza.

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3- No lo escuchas

En estos tiempos donde parecería ser que jamás tenemos tiempo para nada es muy normal que les digamos a nuestros hijos "ahora no, estoy ocupado/a". No obstante, uno de los puntos claves para una buena relación con tu hijo ha de ser la buena comunicación. Escúchalo. Escucha hasta sus cosas más mínimas. Escúchalo desde pequeñitos, aunque trate de contarte cosas que muchos malinterpretan como tontas. Si acostumbras a escucharlo, de grande, precisará de un oído adulto para solucionar algún inconveniente. 

4- No enseñarles a ser ellos mismos, un arma de doble filo
Podrías creer que la presión de grupo es lo que hace que los pequeños fumen cigarros, empleen drogas y lean revistas porno cuando llegan a la escuela secundaria, como nos dicen en incontables anuncios de servicio público y campañas de concientización. Debemos educar a nuestros hijos a ser ellos mismos y aprender a tomar lo bueno y desechar lo malo que le digan sus "amigos".
Pero en la realidad... ¿Recuerdas de ese pequeño pestilente en la escuela, que jamás se lavó el pelo, no tenía amigos y que una vez se enfureció en el patio de la escuela porque no fue invitado a una celebración? Ese es tu hijo, sin presión de grupo. 

Una investigación llevada a cabo en la Universidad de Virginia probó que los niños que estuvieron expuestos a la presión de grupo entre las edades de doce y trece años resultaron estar considerablemente más ajustados que los que no lo estaban. Ellos Comprendieron mejor la necesidad de acomodarse y hacer compromisos cuando se encaran a la presión social, en vez de la actitud de "me voy a llevar la pelota"...

Los pequeños a quienes se les enseñó a ser ellos mismos no importaba si transformaban en clones andantes de James Dean. En verdad, resultaron menos comprometidos, con inconvenientes sociales y estadísticamente menos inteligentes. 

Quizá lo más esencial es que en el momento en que te importa un bledo de qué manera te ve la gente, desarrolla una habilidad para leer los cambios más sutiles en los estados sensibles de las personas, lo que lleva por último a un sentido mayor de empatía.

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5- Darles a sus hijos un nombre creativo
Deseas que tu hijo sea singular, muy especial. Existen algunos Daves, Bobs y Johns corriendo por ahí, así que NO quieres que tu hijo sea igual a los demás, por lo que decides ponerle un nombre increíble y original, como Malcolm o Ivan.
Pero en la realidad... Conforme una investigación realizada por la Universidad de Shippensburg, los pequeños que crecen con nombres comunes y populares tienen una mayor probabilidad de transformarse en ciudadanos respetuosos de la ley.
El estudio revela 10 nombres de chicos malos en U.S.A. como: Alec, Ernest, Ivan, Kareem, Malcolm, Garland, Preston, Tyrell, Luke y Walter.

La teoría es que la atención adicional que ocasiona los nombres extraños y también infrecuentes puede ocasionar el efecto contrario a lo que buscamos, incluso discriminación en la fuerza laboral, lo que tiende a provocar que unos pocos miles de Alec y Preston hurten papel higiénico en una estación de servicio. Conque... hazle un favor a tu hijo y empieza por darle un nombre normal, que respete la ley y que sea estable mentalmente.



6- No compartes tiempo con él

En el momento en que nos dejamos llevar por la barahúnda diaria y no dedicamos una hora al día para jugar con nuestros hijos o bien compartir actividades con ellos, los estamos distanciando. Deja de lados los papeles por un instante, apaga tu móvil por media hora, y sumérgete en el planeta de tu hijo. Si es pequeño, juega con él, deja que dirija el juego y déjate llevar. Cuando esté más grande tómate uno o bien un par de días por semana y comparte alguna actividad, como algún deporte o bien sencillamente siéntate a charlar con él. Cuando esto sucede, con los años apreciarás una bella relación que crecerá día tras día.

7-No lo dejas crecer
Cada pequeño tiene su tiempo. Cada etapa de la vida es diferente. No te apures ni lo apures. Crecer es una parte natural de la vida. Tu hijo debe elegir las actividades que le gustaría realizar. Tenerlos ocupados en las cosas sanas que disfrutan es bueno. Bien reza el dicho que dice "mente ociosa, taller del diablo". Un pequeño con tiempo libre es un pequeño que tiene tiempo para crear, descubrir y explorar. Déjalo jugar de forma libre, y respeta sus tiempos de desarrollo. Pero no te duermas.

8- Elogiarlos 
Podrías creer que tus padres jamás te dijeron que eras singular, aun tras la historia de secuestro que ideaste para esconder la boleta de calificaciones con todos y cada una de tus Fs. Pero te dices: "mi hijo lo hará mejor que yo". 
Pero en la realidad... Aumentar su ego, tampoco es bueno. De hecho, estudios recientes muestran que en su lugar lo que hacemos es criar verdaderos idiotas.

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9- No hablarles de Dios
No criar a tus hijos bajo la Palabra de Dios es un error. Solo siéntate y mira todas las advertencias que hace este viejo libro milenario. Si leyéramos la Biblia, la meditáramos y la aplicáramos evitáramos la mitad de los errores que hacemos a diario y que aparecen bien explicados en la Biblia. Viviéramos más y mejor. Te invitamos a leer el libro de Proverbios y enséñales los sabios consejos que allí aparecen.

El Salmos 127:4 dice que, los hijos son “como flechas en la mano de un hombre poderoso”. ¿Estás apuntando bien las flechas?
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