Lo que me contestó me dejó helada
Mi
amiga me llamó por teléfono y me comentó que a ella no le gustaban “las
miradas” que el maestro le “echaba” a mi hija. Me dijo que no le parecía
propio, ya que ni siquiera era una señorita mayor de 18, estamos hablando de
una niña de 11.
Lo que me comentó mi amiga me empezó a preocupar, y además el hecho de que mi hija, no paraba de hablar de este maestro, hasta que le pregunté directamente como amiga, que por qué hablaba tanto de él: —¿Te trata muy bien? ¿Platicas mucho con él?— Le pregunté con mucha calma, pero muriéndome por dentro.
Lo
que me contestó me dejó helada…