Anny Donewald ganaba mucho dinero y le iba muy bien como stripper y prostituta en Las Vegas y Beverly Hills. Sin embargo, Anny en el fondo se sentía vacía. Dentro de ella habitaba la soledad y la desesperación, hasta que una inesperada intervención de Dios cambió de manera drástica el alocado rumbo de su vida.
Donewald nos cuenta las cosas que la llevaron a la industria del sexo: fue violada cuando tenía 13 años por un miembro del equipo de baloncesto que su padre entrenaba. Anny hizo lo que consideró mejor para su padre y para el equipo: nunca habló de su violación, lo guardó para sí y esto la fue envenenando poco a poco.
Cuando tenía 19 años, la bella joven tomó una decisión que luego lamentaría: entró a un concurso de stripping en la universidad. Para su sorpresa, ella ganó en ese momento, pero esa victoria marcaría el inicio de una vida pecaminosa en la industria para adultos que duraría siete años.
Anny confiesa que se sentía como muerta en vida. Poco antes de cumplir 26 años quedó embarazada. En ese momento, ella sentía que no merecía ser madre, por lo que decidió abortar. No obstante, esa decisión le preocupaba y en medio de su tormento, oraba. A pesar de que no creía en Dios.
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"Yo era atea en ese momento, [pero] oraba"... "El chiste es que yo era una atea que oraba”, cuenta la ex stripper.
Aunque Donewald se consideraba atea, siguió orando y le dijo a Dios: "Dios, no sé si eres real o si puedes escucharme, pero no creo que quieras que yo haga esto. Pero yo no voy a ser la que lo detenga. Deténgalo usted".
Dios le respondió de una forma que a Anny Donewald, no le quedó ninguna duda de que Dios es real.
"Hice cinco citas diferentes, y todas fueron canceladas", explicó. CONTINÚA LEYENDO ESTE TESTIMONIO... CLIC AQUÍ
