2020-12-07
Dios Es Bueno. Renuevo de Plenitud


Los diabéticos necesitan cuidar mucho de sus pies para evitar complicaciones. No tienes nada de qué preocuparte si adoptas una buena rutina que te permita cuidar bien de tus pies. Así que, te invitamos a leer este artículo y poner en práctica los siguientes consejos: 

Mantén tus pies lo más limpios posible. Evita usar zapatos abiertos, especialmente si vas a salir. Usa siempre un par de medias y lava tus pies, si es que sudan. La mejor forma de evitar infecciones es la limpieza. Es una buena idea el invertir en un equipo de limpieza para pies diseñado especialmente para diabéticos. Si vas a estar fuera de casa por mucho tiempo, procura llevar contigo un paquete de toallitas húmedas para refrescar tus pies si es necesario. 

Seca cuidadosamente tus pies con una toalla limpia después de lavarlos. El agua suaviza la piel de tus pies, lo que significa que las bacterias se pueden acumular fácilmente. Si vas a la playa o la piscina, utiliza zapatos protectores que ayuden a mantener tus pies lo más secos posible. Los pies mojados también pueden alterar el equilibrio natural de tu piel y causar que no produzca la cantidad necesaria de aceites para mantenerse humectada. Además, es necesario cubrir tus pies en la playa para evitar algún corte o rasguño, que podría atentar con tu salud con complicaciones innecesarias. 

La piel reseca es más propensa a las ampollas, callos y a lastimarse más fácilmente. Puedes evitar estas complicaciones manteniendo tus pies hidratados. Aplica una buena loción humectante cada mañana y cada noche. Hay productos diseñados para la diabetes, deberías comprar uno de estos en lugar de una loción regular de belleza. Es importante reconocer la diferencia entre piel seca y pie de atleta: el pie de atleta se produce por un hongo que hace que tu piel se vea roja y trizada. 

Los baños aromáticos para pies pueden sonar muy tentadores, pero no son una buena idea si eres una persona diabética. Si mantienes los pies en el agua por mucho tiempo, se suavizará tu piel y alterarás su equilibrio natural. Además, los productos que se utilizan en estos baños pueden causar irritación y producir comezón y piel seca. En lugar de un baño para pies, deberías lavar tus pies con agua tibia y un jabón antibacterial, enjuaga muy bien y seca tus pies con una toalla limpia inmediatamente. Pero OJO: ¡mucho cuidado con el control de la temperatura del agua tibia!, ya que el diabético tiene muy poca sensibilidad en sus pies y si no te aseguras de que el agua tiene una temperatura adecuada, podrías lastimarte seriamente. 

Mantén tus uñas cortas y limpias. Si no cuidas de tus uñas puedes contraer infecciones, uñeros y otras complicaciones. Si descubres que tus uñas no están sanas, busca un par de zapatos más cómodo y corta y limpia tus uñas a diario. Incluso, si tus uñas se encuentran bien, deberías revisarlas cuidadosamente una vez a la semana. Asegúrate de que las herramientas que utilizan estén adecuadamente esterilizadas. 

Una herida o una ampolla es un centro de infección. En el peor de los casos, una infección puede desarrollar gangrena y causar que pierdas tu pie. Para evitarlo, utiliza zapatos protectores que te queden bien, medias cómodas y evita cualquier situación en la que te puedas lastimar los pies. Si notas una herida, límpiala a diario y acude al médico para asegurarte de que se cure adecuadamente. La piel roja y adolorida puede ser una señal de infección o de un zapato que no te queda bien. Acude al doctor para que te revise los pies y recibas medicamentos para tratar la infección si es necesario. 

Si notas algún problema en tus pies, acude al médico inmediatamente. Crea buenos hábitos para cuidar de tus pies y revísalos frecuentemente. La prevención es la clave para mantener tus pies sanos.

 

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