2022-02-18

¡Buenos días!

 

Ante todo, les agradezco la oportunidad que me dan de desahogar mis problemas. Agradezco enormemente que no publiquen mis datos. Mi situación es la siguiente:
 
Desde niña he sido criada bajo una formación cristiana de la iglesia católica. Nunca creí en hechicerías ni cosas de esas. Siempre fui una persona que le gusta estar con Dios sobre todas las cosas… hasta que me enamoré. Pero el hombre de quien me enamoré para ese entonces era espiritista. Sin embargo, yo no compartía sus creencias, pero se las respetaba. Al igual que le respeto las creencias a los demás.

 

Al principio cuando nos casamos tuve muchos problemas con él porque se iba a la montaña para hacer sus cosas de hechicería; dejándome sola con mi hija.  Esa eran cosas que yo, no compartía. Sin embargo,  su madre habló conmigo y me pidió que le aceptara sus creencias porque ellos lo habían ayudado: sacándolo del alcoholismo mucho antes de que yo apareciera en su vida; desde ese entonces, comencé a respetar sus creencias y ciertas fechas en las cuales tenían celebraciones. Lo acompañaba un rato, él se iba los fines de semana para la montaña y ya para mí era algo normal.

 
Después de cuatro años de casados, él siguió yendo para la montaña de manera más seguida. Para ese entonces ya yo estaba embarazada de nuestro segundo bebé y, cuando no iba, se ocupaba en otras cosas: trabajando de taxista, vendiendo carne, entre otras cosas, porque teníamos muchas deudas producto de un accidente automovilístico. Además, los negocios a él nunca le resultaban. Todos eran pérdidas.

 

Pero la verdad de todo esto estaba muy lejos de lo que yo pensaba. La situación era que mi esposo tenía la excusa perfecta para verse con una chica. Los muy benditos habían sido novios mucho antes de yo llegar a su vida. ¡Ah! Nada menos que una chica cristiana evangélica, quien ya tiene una niña y es divorciada. Resulta que durante el embarazo, a mí se me complicó la salud. Tuve mucho tiempo de reposo. Situación que él aprovechó.
 
Usted que está leyendo esto se puede imaginar: después de que mi bebé ya tenía 4 meses, me entero de que él tiene otra pareja. Obviamente, le pedí que se fuera porque me había mentido muchísimo. Además, él me rechazaba. Esa fue una cosa que nunca entendí. Jamás entendí el porqué lo hacía, hasta hace poco.

 

Usted, amigo lector, entenderá cómo me hacía sentir. Imagine usted, yo le pedía de rodillas que me perdonara las cosas tan malas que le había hecho porque no entendía su actitud.

A pesar de todo, él se fue por unos días y luego regresó. Él se quedaba los días de semana y se marchaba los fines de semana. Debo aclarar que dormíamos separados, pero pernoctaba en la casa.

Pasó mes y medio en esa situación y le volví a pedir que se terminara de ir porque esto era una relación tóxica para mí. Sí, lo tuve que hacer con todo el dolor de mi alma porque lo amo y siempre pensé casarme para toda la vida, pero él está muy enamorado de su amante.

Una semana después, él llegó a buscarnos para llevar a los niños a la guardería. Pero usted no sabe lo que me pidió. Él me pidió el número de teléfono de mi ginecólogo. Bastante extraño me lo encontré; así que le pregunté que para qué lo quería y… me dijo que su pareja está embarazada.

Ya han pasado dos meses. Él casi no va a trabajar. Lo sé porque trabajamos juntos. Además, por los niños… Ni me pregunta. Pero debo decirte algo…

No sé ni cómo escribirlo… Yo fui a un sitio de espiritismo. No sabes lo que me dijeron. Bueno, a lo mejor ya lo sabes porque es lo que siempre dicen en esos sitios: que era brujería…

Así que me hicieron unos baños y me dijeron que prendiera velas. Pues… la verdad es que hasta ya hasta las deje de prender porque no parece funcionar. Luego en medio de tanta desesperación fui a leerme los caracoles. El hombre me dijo que me veía con una enfermedad mortal. ¡Qué me iba a morir! También me dijo cosas de mi intimidad que no son ciertas. Para “remediar” la situación,  me pidió unos animales para sacrificar, y que si no la hacía, los santos me iban a castigar

Pues no los llevé ni los pienso llevar. Ahora estoy arrepentida porque siento que he fallado en lo más profundo a Dios. Creo que, así como a mí me duele la traición de mi esposo, Dios debe sentirse porque lo he traicionado asistiendo y buscando ayuda en esos sitios.

Ahora le pido perdón a Dios sobre todas las cosas. Le pido que me perdone. ¡Qué perdone a mi esposo por todo lo que me hizo y lo que me está haciendo! Así, le pido que me ayude a salir adelante con mis hijos porque mi niña tiene 4 años y mi bebe 7 meses. Le pido salud, amor, sabiduría y fortaleza, para salir adelante.
 
¡Les pido que me ayuden! Por favor, ¡oren por mí y mis hijos!

 

 

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