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Benito Martínez era el nombre del infortunado, quien vivía con su mamá, desde que su papá los abandonara algunos años atrás. Cómo todo adolescente de 12 años, era un niño aventurero que quería disfrutar y divertirse como todos a su edad, cursaba primer grado en la Telesecundaria Pedro Rosa Acuña.

Su mamá le había advertido que no fuera a bañarse en “Las Pozas”, ya que él no sabía nadar, y corría peligro de ahogarse sino le hacía caso.

Era un poco más de las 6 de la tarde, cuando Benito y sus compañeros decidieron ir a nadar un rato a las Pozas, para mitigar el calor que estaba haciendo; sería la última vez que Benito desobedecería a su madre.

Empezó la diversión y Benito y todos sus amiguitos se metieron en el agua a nadar, sin ningún tipo de supervisión, al poco tiempo, los amigos de Benito deciden que es hora de irse y salen del agua sin percatarse de que Benito no se encontraba con ellos.

Benito fue tragado por el agua, y su cuerpo flotó minutos después, sus compañeros corrieron a pedir ayuda,  y así fue como apareció protección civil, quienes solo pudieron acordonar el sitio y recoger el cadáver: Benito había fallecido.

Severiana Martínez, madre del menor se presentó al lugar, y sus ojos no podían creer lo que veía: su unigénito yacía muerto en la orilla, y no había nada que ella pudiera hacer ¡qué dolor tan grande!
La autopsia determinó que la causa de muerte fue asfixia por inmersión.

Es triste ver las graves consecuencias que puede tener hacer caso omiso a las recomendaciones de nuestros padres, lamentablemente Benito no tendrá la oportunidad de aprender de su error.