Un hombre ciego pudo ver a su mujer por primera vez

2020-12-03

¿Cuántas veces alguna mala situación o alguna incertidumbre nos ha hecho caer de rodillas suplicando una respuesta a Dios?

Sí, yo también he pasado por cosas terribles. He tenido pérdidas irreparables y también he pasado por situaciones en las que no he tenido la menor idea de cómo salir. Sin embargo, nunca he perdido la esperanza. Jamás he dejado de orar...

Orar es hablar con Dios
 
En 1 Tesalonicenses se nos exhorta a orar sin cesar: "Oren sin cesar. Den gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para ustedes en Cristo Jesús".
No importa si oramos de pie, sentados o de rodillas. No importa si escribimos nuestros pensamientos a Dios. De hecho, al meditar en Su Palabra estamos hablando con Dios.
Conozco amigas que han hecho de la oración su refugio. Oran mientras están conduciendo, cocinando o haciendo cualquier tarea. Tú también puedes orar en cualquier lugar y en cualquier momento.
 
¿Al orar siempre debemos pedir?
 
Por lo general, nuestras oraciones están repletas de peticiones. Si bien sabemos que la oración nos acerca a Dios, muchas veces no nos tomamos el tiempo para alabarlo, bendecirlo y darle gracias. 

Para nosotros es muy difícil sentarse e iniciar una conversación con Dios, como si fuera nuestro mejor amigo. No obstante, cuando oramos, lo hacemos conscientes de que Dios es omnipotente y tiene todo el poder para contestar nuestras peticiones. De hecho, Él desea que le pidamos, pues esto deja en evidencia que lo necesitamos. Pero ¿qué esperas realmente cuando oras?

Siempre nos queda la duda de saber si Dios responderá nuestra oración. Por otro lado, ¿con millones de personas orando, quizás pidiendo cosas más urgentes e importantes, Dios contestará mi oración?
 
¿Cómo debemos orar para que Dios escuche nuestras oraciones?
 
1. Dios sabe lo que hace

Un problema común es creer que sabemos mejor que Dios cómo debe contestar nuestra oración.
Es decir, creemos que tenemos la solución y que Dios solo debe ejecutar. ¿Te has preguntado si Dios quiere el mismo resultado que tú quieres?

En Mateo 6:10, en la oración modelo dice: " Hágase tu voluntad aquí en la tierra como en el cielo". Si el mismo Jesús se sometió a la voluntad de su Padre, ¿por qué no nosotros?
Nos cuesta aceptar la voluntad de Dios, pero luego, con el tiempo, algunos nos damos cuenta de que realmente era lo mejor.
 
2. Pida que Dios aumente su fe

Debemos acercarnos al trono de la gracia con confianza de que, si pedimos algo según Su voluntad, Dios nos responderá.

Dios lo sabe todo. Por tanto, puede que su plan sea muy diferente al nuestro. Un ejemplo de esto lo tenemos en la historia de Lázaro. Cuando él enfermó, sus hermanas, María y Marta pidieron a Jesús que se diera prisa. No obstante, Jesús no acudió de inmediato y Lázaro, su amado amigo, murió.

Esto no fue una negligencia de parte de Jesús. Todo estaba fríamente calculado, pues esta historia nos dice claramente que nuestro Señor puede ejecutar cualquier cosa, incluso resucitar a un muerto, cuando Él lo crea conveniente. 

"¿No te dije que si crees verás la gloria de Dios? —le contestó Jesús " (Juan 11:40).

Por tanto, si crees que se te acaba el tiempo, ten paz, porque Dios entrará en acción en el tiempo perfecto.

3. Ore para que Dios te dé sabiduría y paciencia

Todos queremos respuestas al instante. ¡Nadie quiere esperar! Por tanto, nos damos por vencidos muy fácilmente.
He visto hermanos en Cristo orar semanas, meses y años por una petición particular. La respuesta de Dios llega en el tiempo perfecto, pues aunque tengan años pidiendo lo mismo, se dan cuenta que, de recibirlo antes, no iba a ser de bendición. Debieron pasar ciertos sucesos que los prepararon para ver su petición contestada.

4. Pídele a Dios que te ayude a reconocer su respuesta 

A veces pedimos y pedimos y hasta nos olvidamos de que alguna vez oramos por eso porque ya estamos ahora pidiendo por otra cosa.
Si no anotamos nuestra petición, la presentamos en la iglesia o se lo contamos a otra persona, posiblemente pasemos por alto esa respuesta.
De hecho, si estás orando por las peticiones de otra persona, hágale saber que estás orando por ella. Este apoyo espiritual es una gran muestra de amor.

5. Ore para que nunca abandone la oración

Muchas veces no tenemos tiempo para orar. El trabajo nos absorbe, los problemas, los hijos, los nietos, los compromisos... Cuando te das cuenta, solo dispones de dos o cinco minutos para orar. ¡Que esta no sea tu costumbre!

Puedes orar en cualquier momento: mientras conduces, como mi amiga, o cuando estás en la oficina. Siempre puedes sacar ese momentito para decirle a Dios cuánto lo amas y contarle lo que te está preocupando. O quizás también, puedes contarle aquello que te ha hecho feliz. 

En resumen: 
La vida de los que aman a Jesús es una relación de dos vías. Cuanto más hables con Dios, más sentirás Su presencia en tu vida. Confía en que no estás solo y que Él está en silencio trabajando. 
"Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas" Proverbios 3:5-6.

 
Close Ad