2021-01-23

"Esta aflicción es leve y momentánea"

A nuestra vida llegan aflicciones cuando menos lo esperamos. Por ejemplo, perder a un ser querido súbitamente o porque fueron diagnosticados con una enfermedad terminal. Aflicciones como estas no se sienten momentáneas, al contrario, parecen ser aflicciones que estarán siempre con nosotros.

Sin embargo, estas duras pruebas dejan su huella en nuestras vidas. Las personas cambian para siempre con un sufrimiento así de profundo. Si bien muchos a su alrededor seguirán adelante, aquellos que sufren una gran aflicción a veces llevarán preguntas, cicatrices y dolor durante toda su vida.
No obstante, esta declaración, debe ser cierta, ya que se encuentra en la Palabra de Dios:
 
2 Corintios 4:17-18

“17. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria;
18. no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas”.
Nos afligimos. Lloramos
 
Romanos 8: 22-23
 
22. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora;
23. y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo.


 
Por supuesto, cuando estamos profundamente afligidos, sentimos que nuestro dolor no será momentáneo. Y aquí es donde fallamos en nuestra capacidad humana para comprender cuán hermosa y duradera será la eternidad para aquellos que han creído en Jesucristo. Cada lágrima de dolor profundo será enjugada, cada dolor curado, y estaremos con Jesús, el Consolador de nuestra alma, para siempre.

El alivio que da nuestro amado Jesús es algo que no podemos imaginar porque está más allá de nuestra comprensión humana, especialmente cuando a nuestro alrededor solo hay angustia, miedo, incertidumbre y destrucción.

Es muy duro cuando nuestros seres queridos mueren y cuando vemos tanta violencia y maldad. El pecado está dentro de nuestra propia alma, nos persigue y nos sabemos pecadores y sabemos que siempre seremos tentados.

Y con la carga del pecado y con tanto dolor sobre nuestros corazones, exclamamos: “Ven pronto, Señor, por favor. Ven pronto."
 
 

 
Close Ad