
Los humanos, por ser parte de este planeta y de todo curso de la naturaleza, tenemos una conexión inevitable con todos los seres vivos que existen. En muy pocas ocasiones somos testigos en primera fila de ello, pero no es algo sobrenatural, aunque lo parezca. Es algo de ciencia y de energía vital.
La historia de este hombre y un ciervo salvaje es contada por su hija quien fue testigo de lo que pasaba entre ambos.
Podría parecer una cuestión de ultratumba o fantasmal. Creer que la muerte nos viene a buscar en diferentes formas. Ya el cine en varias versiones lo ha expuesto. Pero más allá de la ciencia ficción, las conexiones se dan por la facultad de percepción que tiene algunos seres vivos.
El entorno de este hombre era el de cazar: los bosques, escopetas y los domingos, eran la formación de la adultez del anciano, quien antes de morir fue visitado en su propia casa por un ciervo. Pero no solo fue visitado, el mismo se dirigió hasta la ventana por donde estaba recostado el enfermo. Luego, el ciervo se dirigió hasta la puerta principal tratando de girar el picaporte con sus cuernos. La acción sorprendió a todos, incluyendo al padre quien, acercándose para abrir la casa, decidió ser parte de un gesto de cariño y conexión emocional casi nunca visto.
El ciervo se dejó acariciar, el padre expuso su mano para hacerlo. El primero, salvaje; y el segundo, a punto de partir. Es cuando él pronuncia en voz alta mirándolo a los ojos: “Estoy listo”. Textualmente la historia profesa lo siguiente:
“Después de 8 años luchando contra una enfermedad que no le daba ninguna tregua, estaba listo. Después de ver a 3 hijos crecer y a 9 nietos llegar a este mundo, estaba listo. Después de estar cara a cara con un animal al que había estado esperando durante años, estaba listo...ESTA HISTORIA CONTINÚA EN LA PÁGINA SIGUIENTE...