El milagro del perejil. Pierde 10 kilos en 3 días

2022-09-26

Al principio, de mi vida como creyente, seguir la dirección de Dios parecía algo increíble. No te puedo contar las veces que he anotado una "oración contestada" en mi libreta de peticiones de oración.

Pero la vida del creyente no es todo color de rosa. Conforme va pasando el tiempo, más baches encuentro, pero la guía de Dios, no me falta. Sin embargo, a veces las promesas no parecen que se estén cumpliendo. Esto hace que mi entusiasmo disminuya, así como la confianza.

Las cosas van así, en los días buenos, me siento optimista y consistente en mi oración. Pero en los días malos, me siento confundido y a veces, enojado. También me siento impotente y con deseos de tirar la toalla. Otras veces, me siento como quizás te sientas ahora, qué no sabes realmente qué es lo que quieres.

No obstante, a pesar de mis frustraciones debo reconocer que mi Dios no puede ser contenido por nada ni nadie. Nada en la tierra ni en las alturas puede contener Su gran amor y misericordia.

 

Dios conoce tu presente y tu futuro: Él te conoce bien

Dios conoce nuestros deseos mejor que nosotros. Cuando no estamos seguros de lo que queremos, él lo está. Cuando estamos confundidos sobre lo que debemos hacer, él ya tiene un plan. Cuando la decisión parece que va a afectar al resto de nuestra vida, solo Dios puede revelar lo que es mejor para nosotros.

Responder a esos momentos en los que Dios parece distante o desinteresado requiere que confiemos en él y nos apoyemos más plenamente en él en esos momentos. Reevaluar tus prioridades con una nueva mirada hacia Dios te ayuda a conocerlo mejor, de modo que cuando no sepas lo que realmente quieres, vuelvas de nuevo a Él en lugar de continuar sin su dirección.

Acordaos de las cosas anteriores ya pasadas, porque yo soy Dios, y no hay otro; yo soy Dios, y no hay ninguno como yo, 10 que declaro el fin desde el principio y desde la antigüedad lo que no ha sido hecho. Yo digo: «Mi propósito será establecido, y todo lo que quiero realizaré (Isaías 46:9-10)  

Dios es el único que te conoce, sabe cuál es tu situación actual y, de hecho, ya sabe cuál será el final de esta.

Cuando no sepas lo que quieres, pide ayuda a Dios

Si te ves incapaz de averiguar lo que realmente quieres, recurre a Dios. Él te ayudará a saber lo que realmente anhela tu corazón. Él te dirigirá en tu vida y te llevará a tus objetivos. Al igual que un niño que no está seguro de lo que quiere sin que sus padres le ayuden a decidir, necesitamos que nuestro Padre Celestial nos guíe en esos momentos en los que estamos confundidos e inseguros.

Incluso, hay veces que no sabemos lo que realmente queremos porque estamos demasiado centrados en lo que otros quieren para nosotros. Cuando somos jóvenes, hay mucha presión de la familia y los amigos para que hagamos ciertas cosas. Asimismo, puede que tengamos una idea clara de cómo queremos que sea nuestra vida, pero nos dicen o injustamente hasta nos obligan de alguna manera a que hagamos otra cosa.

Cuando no sepas lo que quieres, no te desanimes. En lugar de eso, recurre a Dios y deja que Él te ayude a saber lo que quieres y necesitas para tu vida.

No tomes decisiones cuando aún estás descifrando tus sentimientos

A veces nos confundimos porque los sentimientos que tenemos asociados a algo no son necesariamente los que se relacionan con lo que queremos.

Primero debes despejar tu mente y tratar de ver todo el panorama. Es más, a veces tienes toda la información y aun así no sabes qué hacer. No quiero decir que las cosas se arreglarán solas, pero Dios pondrá en tu corazón los deseos correctos. Si le escuchas, sabrás qué hacer porque las ovejas escuchan su voz y le siguen.

Recuerda que Dios sabe lo que es mejor para ti

Dios sabe lo que es mejor para ti, y a veces lo olvidamos. En los momentos en que no sabes lo que quieres, recuerda que Dios sabe, no solo lo que quieres, sino lo que te conviene.

Cuando somos jóvenes, a menudo nos cuesta saber lo que realmente queremos. Tenemos sueños, pero también tenemos confusión sobre cómo llegar a esos sueños. Por otro lado, podemos llegar a ser adultos con muchas millas recorridas y aún no sabemos todo lo que tenemos que hacer para que nuestros sueños se hagan realidad.

Dios lo entiende y está cerca de nosotros. Conoce nuestros deseos y nuestra confusión. Cuando no sepas lo que quieres, recuerda que Dios sabe lo que quieres y que tiene un plan para ti.

Cuando no sepas qué hacer, apóyate en Dios y tómate tiempo para evaluar tus prioridades

Por lo general, nos encontramos con un montón de decisiones que tomar, pero no sabemos cuál es la que nos conviene a corto o largo plazo. Es buena idea que expreses tu preocupación a las personas que sean de tu mayor confianza. Analiza sus respuestas y permite que la sabiduría de Dios te ayude a tomar la decisión correcta.

Es por eso que, cuando no sepas qué hacer, tómate un tiempo para reevaluar tus prioridades. Considera las cosas que son más importantes para ti y evalúalas en función de cómo está tu vida en ese momento.

Yo, por ejemplo, cuando voy a tomar una decisión, hago lo siguiente: Tengo un hijo, por lo que quiero que siempre le pasen cosas buenas. Cuando voy a tomar alguna decisión, pienso en que si esto o aquello es lo que quisiera yo para mi hijo. Esto me ayuda a reflexionar porque la verdad es que quiero que le vaya bien en todos sus caminos. Así mismo, Dios quiere que a ti te vaya bien en todo.

Es normal estar confundido y no saber qué hacer o qué querer. Cuando no sepas lo que quieres, ¡no te desanimes! Dios está cerca y sabe lo que quieres y lo que necesitas en tu vida.

En resumen

Dios es omnisciente, tiene conocimiento de todo lo pasado, presente y futuro. Como es omnisciente y eterno, ha vivido todos nuestros días, también nuestro ayer y el mañana (Salmo 90:2). Él es el Alfa y la Omega, el primero y el último (Apocalipsis 21:6).

Dios planea el futuro en Su horario, no basado en el nuestro, y los eventos están ocurriendo de acuerdo a Su plan. Como el único Dios verdadero, personal, eterno y omnisapiente de la Biblia, sabemos quién controla nuestro futuro, si lo dejamos obrar.

Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón (Salmos 37:4).
   
Close Ad