Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe

2016-05-12

En febrero de 2013, Érica Nigrelli enseñaba en una escuela secundaria en Missouri City, Texas, cuando sintió que algo no andaba bien. Érica se sentía muy débil, así que caminó hacia el aula de un compañero de trabajo, posó sus manos sobre la mesa para mantener el equilibrio y luego, se desplomó. 

Érica yacía desmayada en el suelo y tres maestros inmediatamente tomaron un desfibrilador y comenzaron a realizar RCP. Los niños en el salón de clases salieron gritando, pidiendo ayuda. 

El esposo de Érica, Nathan, estaba a tan solo dos puertas más abajo. Él también es maestro, y corrió rápidamente al aula en la que se encontraba su esposa convulsionando. 

"Érica estaba tendida en el suelo. Echaba espuma por la boca y hacía sonidos de gorgoteo; simplemente mirando", dijo Nathan. 

Para cuando los paramédicos llevaron a la mujer de 32 años de edad al hospital, esta no tenía pulso. Su corazón se había detenido. Así que de inmediato los médicos realizaron una cesárea de emergencia postmortem, pues el corazón de Érica, ya no latía.

Pero entonces inexplicablemente, sucedió algo extraordinario: de pronto el corazón de Érica comenzó a latir de nuevo. 

Durante los próximos cinco días, ella se mantuvo en coma inducido y los médicos le diagnosticaron un defecto del corazón que no sabía que tenía. Una  cardiocardiopatía hipertrófica. Esta condición es hereditaria y afecta directamente al músculo cardíaco, significa que las paredes del corazón son más gruesas de lo normal. El engrosamiento puede hacer que sea más difícil que la sangre salga del corazón, forzándolo a trabajar mucho más para poder bombear la sangre.

Cierto aumento en el grosor de las paredes del corazón es normal en personas sanas que hacen ejercicio o practican deportes competitivos. Varios casos similares han sido muy publicitados en internet de jóvenes atletas que han muerto repentinamente de esta condición. Es conocida comúnmente como la enfermedad de los atletas. Sin embargo, la pueden padecer: hombres, mujeres y niños. No importa su nivel de acondicionamiento físico.

Érica Nigrelli cree que Dios estuvo todo el tiempo con ella y la estaba protegiendo. Dijo también que tiene un vago recuerdo de estar en la ambulancia. "Recuerdo rebotar hacia arriba", dijo ella. También dice recordar haber visto la luz del sol.

Cuando recuperó la consciencia en el hospital, recuerda que los médicos le decían: "Tienes una bebé. Ella está en el hospital". 

Érica pudo ver a su hija Elayna tres semanas después del incidente.


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