Hombre abandona su trabajo después de ver su formulario marcado con el 666

2016-11-15

Seguro recuerdas a Abelardo de la Plaza Sésamo...

Aunque un tanto más complicado es recordar al actor que le dio vida a este icónico personaje animado. Pero sin importar si sabes de quien hablamos o no, te invitamos a leer una conmovedora historia relatada por el hombre detrás del rostro de este popular muñeco.


Abelardo es uno de los personajes del popular programa infantil Plaza Sésamo. Seguro para muchos no es un trabajo difícil recordarlo, pero si es bastante más complicado saber quién es el hombre que le dio vida a este afamado y divertido personaje.

Caroll Spinney, es el nombre del actor que se ocultaba detrás del rostro del alegre pajarraco amarillo que lleno de risas y diversión la vida de una gran cantidad de niños durante más de 45 años.

Hace poco tiempo el experimentado actor de 81 años de edad se disponía gustosamente a responder las preguntas de sus fans por medio de una página de internet, con la intención de promocionar su nueva película. 

Pero entre todas las interrogantes hechas por sus seguidores hubo una que acaparó la atención del actor, el cual respondió con una conmovedora historia la duda de su fanático sobre ¿cuál ha sido el contacto o interacción más significativo que ha tenido con un niño?, a lo que Spinney contestó:

“Ok. Aquí va una: esta es una historia muy triste, pero real.

Recibí una carta de un fan diciéndome que su pequeño hijo de 5 años, llamado Joey, estaba muriendo de cáncer. 

Él estaba tan enfermo que su pequeño sabía que se estaba muriendo. El hombre me pidió si por favor podía llamarlo porque lo único que lo alegraba era ver a Abelardo en la televisión.

Lo llamé y le dije: “Hola Joey, ¡soy yo: Abelardo!” y el chico preguntó: “¿Eres tú de verdad Abelardo?” a lo que le afirmé: “Sí, soy yo”. 

Conversé cerca de 10 minutos con él y me dijo: “Estoy feliz de que seas mi amigo, Abelardo”. Yo le respondí, “Será mejor que te deje ir ahora”. 

Joey me dijo: “Gracias por llamarme Abelardo. Tú eres mi amigo y me hiciste feliz”. 

Sus padres estaban sentados con él cuando yo lo llamé. 

Ese día él estaba muy enfermo, por lo que les dijeron a los padres que entraran a la habitación porque no estaban seguros de cuánto tiempo más estaría con vida. 

Su padre me escribió de inmediato: “Gracias. Muchísimas gracias”. Sus padres no lo habían visto sonreír desde octubre y ya era marzo. Y cuando terminó la llamada, él pequeño Joey dijo “¡Me llamó Abelardo! ¡Él es mi amigo!”. Poco después, el pequeño cerró sus ojos y falleció.

Me di cuenta de que puede ser muy importante lo que le digo a un niño y su padre lo ratificó cuando terminó su nota: 

“No habíamos visto sonreír a nuestro hijo en meses. Él dibujó una sonrisa en su rostro y falleció. Fue un regalo para nosotros. Muchas gracias”.

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