A Ricardo le ofrecen un burro
Casi a medianoche antes de tomarse el vaso de
agua número 50, una empleada de boletaje le ofreció un burro. No para viajar,
sino para comer. Esto es, porque en Tucson, se comen los burros: de carne
asada, de machaca. Existen burros de lo que sea, pero era tanta el hambre de
Ricardo, que ni cuenta se dio exactamente qué tipo de burro se estaría
comiendo.
Después de la cena, el cansancio lo venció y por
primera vez en su vida dormiría en el piso de una central camionera, con su
mochila de almohada, ¡gracias a Dios, sin necesidad de cobija!, porque era
tiempo de calor.
SIGUE LEYENDO, SE PONE MUCHO MÁS INTERESANTE