Perseguidos, más no desamparados; derribados, pero no destruidos

2017-07-27

Vyacheslav Ruzov, investigador de culturas orientales, se refirió en uno de sus artículos a la experiencia de los sabios de la India, quienes mantienen en secreto algunas cosas que no la hacen pública. Él razonó sobre esto y a continuación, lo resumimos aquí. Sin embargo, por si no lo sabías, estos consejos, Dios, se los dio a su pueblo, desde el principio de los siglos. 

7 Cosas que debes mantenerlas en secreto, según la sabiduría oriental:

1. No difundas tus planes para el futuro.
Evita en lo posible hablar de ellos hasta que estos no se cumplan. Hablar de tus metas, te aleja de ellas, según explica la sabiduría oriental.
Dios en Su Palabra te ofrece algo mucho mejor: “Deja en manos de Dios todo lo que haces, y tus proyectos se harán realidad”, Proverbios 16:3
Él conoce tus caminos y sabe qué es lo mejor para ti, aunque a veces no estemos de acuerdo con los resultados, debemos esperar siempre que él haga su voluntad. 

2. No divulgues lo bueno que eres, no compartas el misterio de tu caridad. Las buenas obras son algo extraordinario en este mundo.  Sin embargo, debes guardarlo como tu tesoro más valioso. Evita alabarte por tus buenas obras. 
Esta misma advertencia podemos encontrarla en la Biblia cuando dice en Mateo 6:3: "Pero tú, cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha".

3. Según la sabiduría oriental, evita quejarte. Tampoco le demuestres al mundo tu austeridad. 
Muchas personas cuando atraviesan alguna situación, se quejan y lo divulgan. Ya sea alguna limitación económica, algún sueño no cumplido, problemas con la pareja...  Evita hacerlo.

Del mismo modo, la Biblia nos habla de que tenemos que ser prudentes. 
"En todo lo que hagáis, evitad quejas y disputas", Filipenses 2:14

4.Calla sobre tu valentía y heroísmo. 
Cada quien enfrenta las pruebas de manera muy diferente. Los desafíos externos, las otras personas lo ven y recibes tu recompensa. Sin embargo, nadie se da cuenta cuando superamos una prueba interna, nadie nos recompensa por ello. 
La Biblia nos habla de esto también, "Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille será ensalzado", Lucas 14:11. 
Al que se humilla, Dios lo enaltece. Mi confianza está puesta en el Señor, dependo absolutamente de Él. 

5.No divulgues tu conocimiento espiritual. Tus experiencias espirituales son solamente tuyas, y no hay por qué compartirlo con nadie. La sabiduría Oriental también dice que debes revelar estos conocimientos cuando sólo sea necesario. 

La Biblia dice: "No den lo santo a los perros, ni echen sus perlas delante de los cerdos, no sea que las huellen con sus patas, y volviéndose los despedacen a ustedes". 

6. No hables de tus problemas, pues mientras más hablas de ellos más los creerás. 
Este consejo se parece mucho al número 3. Compartir con otros nuestros conflictos, ya sea en el hogar, en tu trabajo o en tu vida familiar, no es bueno.  Según la sabiduría oriental, las discusiones son para deshacerte de la energía negativa acumulada durante el diálogo. 

Sin embargo, los cristianos debemos poner a Dios por encima de nuestros problemas. Y recurrir a nuestros pastores o algún hermano maduro en la fe cuando creemos que nuestro problema es demasiado grande para que se una con nosotros en oración. 

La Biblia enseña claramente a los cristianos qué debemos evitar la preocupación. “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias”, Filipenses 4:6, 

7. Evita murmurar. La sabiduría Oriental Nos invita a evitar en lo posible hablar palabras feas que escuchaste de alguien. Del mismo modo, reprende a la persona que al llegar a casa cuenta todo lo tonto, lo que no edifica que ha escuchado en la calle. 

En la Biblia, en 1 Pedro 2:1, dice: "Por tanto, desechando toda malicia y todo engaño, e hipocresías, envidias y toda difamación". 
Asimismo, también podemos verlo en Santiago 4:11, "Hermanos, no habléis mal los unos de los otros. El que habla mal de un hermano o juzga a su hermano, habla mal de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres cumplidor de la ley, sino juez {de ella.}

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