10 reglas de oro del matrimonio - consejos y reflexiones para la familia

2020-11-08
Cómo saber si te quiere de verdad tu pareja

En orden de importancia, bueno, para unos aparentemente algún punto será más importante que otros, pero la verdad lo más importante en el matrimonio es un sentido de responsabilidad...

1. Aprende, entiende y practica la verdadera responsabilidad. Esto es, tú eres el único responsable de tu propia satisfacción y felicidad. Dios no ha hecho a una persona para que te haga feliz. No funciona así, tú eres quien tiene que decidir ser feliz a pesar de cualquier persona o situación que te lo quiera impedir. SI ya se, esto es tan difícil de entender para muchos quienes cuando se les menciona la palabra responsabilidad, se llenan de ira e inmediatamente se ponen a la defensiva. Obviamente si aceptan esto de la responsabilidad, entonces tendrían que reconocer muchas de sus faltas y sufrir, (y hasta pagar) las consecuencias.

Casi siempre en una pareja una persona es más madura emocionalmente que la otra, y la que es más madura es la primera que busca la solución o la ayuda cuando hay problemas. Mira, hacerte responsable de la situación matrimonial no quiere decir que tú tengas la culpa de las cosas, sino que alguien tiene que ser lucido, centrado y tratar de tomar el timón del barco. Vale la pena el riesgo.

2.- Entender que en realidad ambos cónyuges deben de poner al 100 % para que el matrimonio funcione. En el pasado, los hombres eran infieles, y las mujeres callaban. Ellas eran golpeadas, abusadas, torturadas por sus maridos y ellas callaban. Ahora ya no es así, ahora ellas pueden hablar. Y es muy triste cuando hoy en día ellas siguen guardando silencio, dando el 100% de su esfuerzo con la esperanza de que su marido un día recapacite y cambie. No dudo que esto pueda suceder, no todos los casos son iguales, pero es tan difícil que haya armonía en un matrimonio en todas las áreas cuando uno de los cónyuges realmente no quiere, no le interesa, o no está capacitado para entender y buscar la armonía. Pero si tu estas en este caso, donde sigues callando y ocultando los abusos de tu cónyuge con tal de conservar la armonía externa, o por la seguridad de tus hijos, pide a Dios guianza. No en todos los casos es bueno callar y quedarte sin hacer nada. SI tu cónyuge no quiere tomar su parte de responsabilidad en el matrimonio, entonces será difícil que se convierta en un matrimonio pleno. Claro, externamente podrá parecer la gran cosa, la gran felicidad, pero internamente solo existe el dolor. Si sientes que tienes que hacer algo ya, hazlo.

3.- Debes de perdonar. Perdonar, aprender, olvidar lo malo, retener el aprendizaje, y evitar las situaciones que te llevan al conflicto matrimonial.

Recomendaciones: No permitas que un conflicto se inicie cuando están cansados o estresados, o desvelados, (o cuando entre ustedes no ha habido mucho de “aquellito” últimamente). La biblia dice: “La blanda respuesta aquieta la ira” (de tarea, en donde está ese versículo).  Cuando estamos alterados, cansados, o no ha habido intimidad, lo cual trae a veces tristeza, depresión, baja autoestima, en todos estos casos debemos, debes, tratar de que un pequeño conflicto no se haga más grande. Algo pequeño puede convertirse en algo que lastima o en algo trágico. Cuando estamos estresados tendemos a no entender mal, a malinterpretar, o a exagerar comentarios, gestos, actitudes.  He escuchado de maridos golpear a sus esposas e hijos por un comentario mal aplicado y mal percibido, y la raíz del problema: El marido en realidad ya estaba muy físicamente cansado. Si tu cónyuge te contesta con un grito, trata de bajar la voz, y no continuar con el pleito, o hablar palabras suaves y dulces.

4. Considera la raíz del problema, no sus manifestaciones. Si tu cónyuge se la pasa enojado, enojada, de mal humor, ¿ya sabes por qué?  ¿Cuál es la raíz del problema?   SI en realidad no lo sabes, es tiempo de buscarla. Tu cónyuge se muestra alejado, callado, serio, ¿Ya le preguntaste porque?   Preguntando se han solucionado muchos conflictos y se han aclarado muchos problemas. La raíz del problema también puede ser espiritual,  física, o mental. Tu cónyuge pudiera estar atravesando por depresión y enfermedad. Suele suceder, aun en estos días de descubrimientos científicos y médicos, hombres y mujeres siguen ocultando sus dolencias, y sobre todo aquellas que pudieran ser catalogadas como enfermedades mentales. Cuidado: desgraciadamente sectas  han nacido propagando la mentira de que un “cristiano” no debe de ir al médico. Que mentira satánica, que tontería más grande. No te miento, con mis propios ojos he visto a líderes de esas sectas y a sus esposas e hijos, salir de clínicas, hospitales o visitas médicas, encubiertos, escondiéndose de las miradas de la gente para que nadie se dé cuenta de que ellos también se enferman, también van al médico, y que su doctrina de “no ir al médico” es una vil artimaña de manipulación cruel para capturar las almas de los incautos.

Si, existen personas que casi no se enferman, gracias  a Dios. Yo, personalmente, aunque tengo mis kilitos de más y mi pancita, muy rara vez me enfermo, y mis resultados anuales de sangre, corazón, glucosa, todo eso sale dentro de los parámetros. Gracias a Dios, pero trato de cuidarme y no comer cosas malas que me lleguen a enfermar.   No, no me he desviado del tema. He aquí un ejemplo de como un problema físico afecta al matrimonio. Elisa nos cuenta:

“Me case con Tobi, joven, ambos teníamos 25. Tuvimos nuestro primer hijo cuando yo cumplí 28. Esos primeros años aun con el bebé fueron una luna de miel preciosa. Tobi tuvo unos cambios en su trabajo y eso lo llevó a comer de más. EL estrés, decía él. Subió como 15 kilos, y de hecho él nunca había sido muy delgado. Yo lo amo igual. Sexualmente él siempre ha sido una estrella. Pero, poco a poco se volvió enojón, testarudo. Contestón, negativo y la verdad eso afecto mi deseo sexual. Oramos, ayunamos. Nada paso. Fuimos al médico, al fin, porque en mi iglesia el pastor dice que es pecado ir al médico, pero el medico nos preguntó qué cambios físicos habíamos notado el uno en el otro.

Yo no había cambiado, seguía siendo el bombonazo de siempre (no publiquen esto eh?) Pero Tobi, aparte del sobrepeso, recordé que también había empezado a roncar de una manera horrible. Yo tengo el sueño pesado así que, me despertaba por unos minutos, y después me quedaba dormida profundamente. Después de unos exámenes el médico le dio un tratamiento que le ayudo a bajar de peso, y milagrosamente se le quitaron los ronquidos. También le receto un spray para la nariz, y oh Dios, milagro de nuevo. Ese spray le hacía respirar mejor de noche, al dormir. En unas semanas mi Tobi volvió a ser la estrella sexual que era cuando recién nos casamos. ¡Aleluya, Dios Es Bueno! ¿Qué no?  Dios también usa a los médicos. Somos muy felices, quien sabe a dónde hubiésemos llegado porque su cambio de carácter empezamos a pelear seguido. Pero ahora, el corre todos los días por la mañana, y por la noche, corre detrás de mí. Ja, ja, ja. No publiquen esto otro no lo vaya a leer mi suegra que es muy mojigata.”

 

 
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