Los hombres prefieren las mujeres sencillas, pero elegantes.

Todos los extremos son malos, si bien es cierto que al hombre le gusta ver su mujer hermosa y delicada; también es cierto que una mujer demasiado vanidosa cae mal en todas partes. Cuanto más sencilla y natural seas, más te querrán.

A las vanidosas incluso les tienen miedo, porque se les nota que gastan mucho; y los hombres prefieren las mujeres desinteresadas.

 

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