No prediques el evangelio del garrote

Es un poco cuesta arribas hablar del amor inmenso y misericordioso de Jesús y luego imponer nuestro criterio con un “garrote” psicológico. Como dijimos en la nota 5, debes darles libertad a tus hijos. Pero esta libertad no es libertinaje, es simplemente crear consciencia acerca de lo bueno y lo malo que les rodea.

Cuando hablas o prediques a tus hijos sobre la fe, hazlo con amor, porque Dios es amor. Si comienzas a hablarle y a imponerte con amenazas y futuras visitas al infierno, no lograrás aumentar la fe de tus hijos. Trata los temas fuertes y las posibles consecuencias de sus actos con amor y paciencia. Esta actitud no los alejará, por el contrario, incrementarán el hambre y la necesidad de vivir más la fe en Dios.

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