2022-02-02
Dios Es Bueno. Renuevo de Plenitud

Desde más allá de la frontera sur de Estados Unidos de América, desde: Guatemala, Costa Rica, El Salvador, Honduras, Uruguay, Colombia, México y desde toda Latinoamérica.

Movidos por la fe en DIOS, y en un mejor porvenir (Jeremías 29:11) han llegado a este país personas increíbles de: cualidades extraordinarias, alto valor y estima ante los ojos de DIOS.

Muchos vienen de pueblos y comunidades humildes: Jesús también venía de un pueblo demasiado pequeño, tan pequeño que no fue mencionado en el Antiguo Testamento. Sin embargo, en el Nuevo Testamento - refiriéndose a Cristo-  alguien comentó: “¿Puede salir algo bueno de Nazaret?” (Juan 1:46), menospreciando así a una comunidad humilde; y discriminando así todo vestigio de inteligencia y virtud que pudiese venir de ella. 

El valor, la valentía, la inteligencia, la educación, no se “heredan” del lugar geográfico en donde naciste, provienes o vives. No eres de más valor o más inteligente, por haber nacido en Nueva York, que por nacer en San Pedro de Sula en Honduras. Sí, sí pueden salir hombres y mujeres extraordinarios muy preparados e inteligentes, y de gran bendición para la humanidad de: Mendoza en Argentina, Maracaibo en Venezuela o de Puebla en México.


Una cosa sé, la fe de estos hombres y mujeres inmigrantes puede transformar América. Desgraciadamente, aquellos que han venido a este país movidos por la fe -no por la ambición como muchos dicen-  son seres humanos que están siendo atacados, satirizados, satanizados, caricaturizados, amedrentados, ahuyentados y finalmente desterrados por el virus colectivo del odio.

Tan solo basta con ver las opiniones tontas de políticos que no saben dónde localizar Nicaragua en un mapa, pero son capaces de lanzar dardos de fuego contra las familias hispanas; culpándolos de cuánta crisis pueda ocurrir en este país, o con leer en la sección de comentarios denigrantes de los periódicos en línea o en los foros de inmigración.

Estamos atravesando un tiempo al que (yo mismo) he llamado la “supremacía del virus ideológico“, en la cual, el virus (una idea, un concepto) más fuerte y que se propague más rápido, tratará de triunfar y tomar el control de la opinión y conducta de esta sociedad. 

Y aunque estamos en el Siglo 21, y hablar de racismo pareciera ser cosa del pasado, son precisamente estos dos virus: repugnante odio mezclado con el putrefacto racismo, los que rápidamente se están propagando y anidando en la mente colectiva americana.

Razas contra razas, religión contra religión. Ya no importa el color, el trasfondo o la afiliación religiosa. Estamos presenciando en vivo -y a todo color- la teoría darwinista de la supervivencia del (virus) más fuerte; en la cual, el más astuto tiene que lastimar al más débil y prácticamente, comérselo vivo para solidificar su triunfo y establecer una nueva forma de pensar contraria a los orígenes humildes y equitativos de este país.
 
Amiga, amigo, tu valor como persona no reside en el color de tu piel, o en el lugar donde naciste o de donde vengas.
El futuro de bien y no de mal, que Dios ha designado para ti, no tiene nada que ver con tu trasfondo o tu pasado. Dios te ha enviado a esta tierra para que seas de bendición, para que “conquistes” con el amor, el poder y el dominio propio cualquier ideología antagónica al amor de Cristo.

Si tú estás leyendo esta nota: Tú eres posiblemente, uno de estos valientes inmigrantes, pero no te permitas a ti mismo el ser amedrentado por el virus del odio: no des lugar a ser atemorizado o que los insidiosos ataques del racismo - en todas sus formas- llene tu corazón de cobardía.

Esfuérzate, ¡sé valiente! Afirma tus pies en la tierra que viniste a conquistar, con trabajo y amor.

Propón en tu corazón el contrarrestar el virus del odio con la medicina de la paz, la paciencia y el amor de CRISTO.
¡Nosotros no somos de los que huyen!

Porque DIOS no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino de poder, amor y dominio propio con los cuales podemos iniciar una transformación eficaz y verdadera en esta nación.

Que la palabra de Dios en Jeremías 29:11 se cumpla en tu vida:

“ Porque Yo sé los planes que tengo para ustedes,’ declara el SEÑOR ‘planes de bienestar y no de calamidad, para darles un futuro y una esperanza.”


Escrito por  Hermes Alberto Carvajal    
Recuérdalo, todos los días, una palabra de fortaleza para ti

 

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